El trastorno afectivo bipolar es un tipo de enfermedad mental en el que se ocasiona cambios abruptos del estado de animo. Estos estados anímicos puede ir desde la excitación y la euforia (manía), hasta la depresión y la desesperanza.
Este trastorno recibe también el nombre de trastorno maniaco-depresivo o simplemente, trastorno bipolar.
Este tipo de trastorno, afecta el estado de animo y la conducta: la persona pasa por estados emocionales extremos (mucha energía y euforia, así como depresión y pensamientos suicidas), cambiando de manera brusca. La sintomatología va más allá de los simples cambios de humor. Estos estados de animo extremo se mantienen durante un tiempo, de manera consistente. La intensidad de los estados de animo debe ser significativa y conllevar a malestar o riesgos importantes para la integridad de la persona y/o de su entorno.
Uno de los polos es el de la manía (o la hipomanía, uno de menor intensidad que el de la manía), el cual se caracteriza por estados intensos de euforia, agitación y aceleración en las personas. El otro polo es el de la depresión, que se caracteriza por fuertes estados de desesperanza, apatía, falta de energía, ideación suicida, entre otros.
En los casos mixtos de la bipolaridad, se mezclan conductas maniacas, con las depresivas
TIPOS
Existen diferentes tipos de TAB (Trastorno Afectivo Bipolar). Las diferencias entre los tipos son notables y para determinar con precisión cuál se padece, es necesario hacer una revisión en profundidad, tanto de los síntomas presentes, como de la historia de los mismos.
Hay dos tipos principales de TAB y un tercer tipo, ciclotimia (donde los síntomas son de menor intensidad para cada uno de los polos, aunque también tiene una gran influencia en diferentes áreas de sus vidas).
Se trata de problemas (tanto el tipo I, como el tipo II) que pueden aparecer en la adolescencia. De hecho, en el caso de que se presente una depresión en este periodo, se puede entender como uno de los factores de riesgo para la bipolaridad en el futuro (aunque nunca de forma determinante).
- Trastorno bipolar tipo I: este tipo de trastorno se distingue por tener historia de al menos de un episodio maniaco en el pasado o en el presente, pudiendo alternarse con etapas de depresión. Ambos extremos alcanzan una severidad muy elevada, de modo que incluso pueden llegar a provocar síntomas psicóticos (especialmente en el caso de la manía).
- Trastorno bipolar tipo II: se caracteriza por la presencia de al menos una fase hipomaniaca (de menor impacto que la maniaca, pero con similar expresión) y otra depresiva, las cuales se intercambian sin un orden aparente. Para este diagnostico es necesario que nunca se haya presentado previamente un episodio maniaco, porque de lo contrario, se trataría de un trastorno bipolar tipo I. La manía podría pasar inadvertida, por lo que hacer este matiz requiere un análisis profundo de experiencias pasadas.
- Ciclotimia: equivaldría a la distimia, pero desde el punto de vista bipolar, es decir, ocurriría fases agudas de depresión leve e hipomanía, cuya intensidad y/o impacto no permitían hacer el diagnostico de ninguna de ellas por separado. La situación se mantendría por dos años como mínimo, generando perturbaciones de la calidad de vida y/o de la participación en actividades significativas.
- Trastorno bipolar no especificado: puede ser que el trastorno bipolar no pueda clasificarse dentro de los tres tipos anteriores por diferentes motivos. Por ejemplo, cuando los episodios de hipomanía son recurrentes. Por ejemplo, también cuando el psicólogo o psiquiatra es incapaz de determinar si es primario, debido a enfermedad medica o por haber sido inducido por una sustancia.
Los subtipos de trastorno bipolar más frecuente son los siguientes:
- Alternancia muy rápida (en días) entre síntomas maniacos y síntomas depresivos que no cumplen el criterio de duración mínima para un episodio maniaco o un episodio depresivo mayor.
- Episodios hipomaniacos recidivantes sin síntomas depresivos intercurrentes.
- Un episodio maniaco o mixto superpuesto a un trastorno delirante, una esquizofrenia residual o un trastorno psicótico no especificado.
CAUSAS
Su causa es esencialmente biológica y genética. El sistema límbico es el responsable de regular las emociones y de que el estado de animo esté estable y acorde a las circunstancias, es decir, influye en que nos levantemos con un estado de animo similar y coherente. Este humor será más o menos estable en función de diferentes aspectos como la salud física, el descanso, los acontecimientos diarios, etc.
En el caso de las personas que tienen un trastorno bipolar, el sistema límbico funciona erróneamente, por lo que sufre de bruscas alteraciones en el estado de animo, sin que exista un motivo que lo justifique.
Los neurotransmisores que juegan un papel crucial en este trastorno son la dopamina, la serotonina y la acetilcolina. En las fases maniacas hay un aumento de dopamina y en las depresivas, una disminución de serotonina. Hormonas como la tiroxina también es importante.
El primero factor de riesgo, y la causa de la mayoría de las recaídas, es dejar de tomar la medicación. Otro desencadenante es el consumo de alcohol y otros tóxicos. Otro, seria dormir menos de 7 u 8 horas.
El estrés psicológico o los factores psicológicos también juegan un papel importante como desencadenante, es decir, actúan como el gatillo que dispara un episodio maniaco o depresivo, ya que los acontecimientos vitales negativos pueden desencadenar un episodio maniaco o depresivo en una persona vulnerable a la enfermedad. Los episodios positivos también pueden desencadenar un episodio.
Muchos pacientes con trastorno bipolar inician con un episodio maniaco tras una desgracia, lo que da la idea de hasta qué punto los factores biológicos, más que los psicológicos, son decisivos en esta enfermedad.
SINTOMAS
Los síntomas maníacos y depresivos pueden aparecer juntos. Cuando esto ocurre recibe el nombre de “episodio mixto”.
Síntomas en la fase maniaca:
- Agitación constante
- Excitación excesiva
- Percepción de grandeza
- Irritabilidad
- Aumento notable de energía
- Aumento del impuso sexual
- Verborrea
- Impulsividad
- Hiperactividad
- Insomnio o falta de sueño
- Entusiasmo anormal
- Puede haber abuso de drogas
- Llevara cabo conductas de riesgo
- Pueden tomar decisiones perjudiciales y negativas para ellos
- Etc.
El animo expansivo u ocasionalmente irritable, es un fenómeno común al trastorno bipolar en cualquiera de sus subtipos. No se trata de una alegría exultante, ni se asocia a un estado de euforia congruente con un hecho objetivo, sino que adquiere una intensidad invalidante y no se corresponde con sucesos precipitantes que puedan ser identificados como su causa.
En el trastorno bipolar tipo I, la manía, es un síntomas necesario para el diagnostico. Se caracteriza por un estado de expansividad y omnipotencia extremas, que se traducen en actos impulsivos, basados en la desinhibición y la sensación de invulnerabilidad. La persona, se enfrasca en una actividad hasta el punto de olvidarse de dormir o de comer e incurre en actos que implican un riesgo potencial o que pueden acarrear graves consecuencias para si misma o para otros.
En el trastorno bipolar tipo II, el síntoma existe, pero no se presenta misma intensidad. En este caso, se muestra una gran expansión en contraste con el estado de animo que se suele mostrar, actuando ocasionalmente de un modo expansivo e irritable. A pesar de ello, el síntoma no tiene el mismo impacto sobre la vida, que el episodio maniaco (por lo que se considera una versión más leve de esta). Al igual que la manía es e esencial para el trastorno bipolar tipo I, la hipomanía es necesaria para el diagnostico del trastorno bipolar tipo II.
Síntomas en la fase depresiva:
- Tristeza
- Perdida de energía
- Llanto incontrolable
- Cambios en el apetito
- Desanimo
- Abulia (aburrimiento)
- Comportamiento lento
- Insomnio o hipersomnia
- Fatiga
- Dificultad para tomar decisiones
- Perdida del apetito sexual
- Pensamiento suicida (en los casos serios)
- Etc.
Los síntomas depresivos pueden ocurrir tanto en el trastorno bipolar tipo I, como en el tipo II, pero existen importantes diferencias entre uno y otro que hay que tener en consideración.
La primera es que en el trastorno bipolar tipo I, este síntoma no es necesario para el diagnostico, pese a que un porcentaje muy elevado de las personas que lo sufren, acaba experimentándolo alguna vez (mas del 90%).
En el trastorno bipolar tipo II, su presencia es obligatoria. La persona que lo padece, debe haberlo experimentado al menos en una ocasión. Tiende a surgir de forma recurrente, intercalándose con periodos en los que el estado de animo adquiere un signo diferente: la hipomanía. Se ha observado que la depresión en el tipo II suele ser mas duradera que en el tipo I, siendo este otro de sus rasgos diferenciales.
En el caso de la ciclotimia, la intensidad de los síntomas depresivos nunca alcanza el umbral de la relevancia clínica, contrariamente a lo que sucede en los trastornos bipolares tipo I y II. De hecho, esta es una de las principales entre ciclotimia y trastorno tipo II.
Síntomas psicóticos de los trastornos bipolares:
La mayor parte de los fenómenos psicóticos que se vinculan a un trastorno bipolar, se desencadenan en el contexto de los episodios maniacos. En este supuesto, la gravedad del síntoma puede llegar al punto de romper la percepción de la realidad, de modo tal que la persona forma creencias de contenido delirante respecto a sus capacidades o su relevancia personal (considerarse alguien tan importante que los demás deben dirigirse a ella de manera especial o asegurar que se tiene una relación con figuras conocidas del arte o de la política, por ejemplo).
En los episodios hipomaniacos, asociados a trastorno bipolar tipo II, nunca se observa severidad suficiente para que lleguen a expresarse tales síntomas. De hecho, si aparecieran en una en una persona con trastorno bipolar tipo II, serian sugerentes de lo que realmente se esta padeciendo es un episodio maniaco, por lo que debería cambiarse el diagnostico a un trastorno bipolar tipo I.
MANÍA
Los episodios maniacos son periodos en los que la persona experimenta un estado de animo anormalmente elevado, lo que se manifiesta como una euforia desbordaba. En ocasiones, el síntoma puede adquirir un matiz de irritabilidad, mostrando una actitud critica hacia los demás o hacia si mismo y reaccionando de forma abrupta ante circunstancias del entorno que pudieran hacerle sentir contrariado.
Para hablar de manía, el estado de animo se debe prolongar al menor durante una semana y que por su intensidad, condicione la capacidad para desarrollar con normalidad las responsabilidades cotidianas. Puede comprometer la vida laboral o académica e incluso requerir un tiempo de hospitalización con el objetivo de evitar posibles daños para uno mismo o para los demás
Características:
Autoestima exagerada o grandiosidad
Una de las características definitorias de la manía es la inflación de la percepción que la persona proyecta sobre si misma, la cual experimenta una expansión que rebasa todos los limites de lo razonable. La exageración de la propia valía puede verse acompañada de la devaluación de los demás. Este síntoma adquiere su máxima expresión a través de la sensación de omnipotencia, que alberga creencias irreales sobre las propias aptitudes y que puede asociarse a conductas de riesgo para la vida o la integridad física.
Disminución de la necesidad de dormir
Las personas que transitan por una fase maniaca pueden reducir abruptamente el tiempo que dedican a dormir (limitándolo hasta las 3 horas o menos) e incluso, mantienen la vigilancia durante noches enteras. Esto se debe a la necesidad de implicarse en actividades y en la ocasional creencia de que el propio sueño constituye una perdida de tiempo innecesaria.
Taquilalia o aceleración del habla
Otra característica de un episodio maniaco es el aumento sustancial en la latencia del habla, con una producción de palabras muy superior a la que es habitual en los periodos entre episodios.
Puede emerger alteraciones como:
- Descarrilamiento: un discurso sin un aparente hilo conductor.
- Tangencialidad: abordaje de asuntos irrelevantes para el tema central que se esta abordando.
- Habla distraída: cambio de asunto en respuesta a estímulos que se encuentran en el ambiente y acaparan la atención.
- Ensalada de palabras: en los casos mas graves, puede irrumpir una alteración de la comunicación verbal , en la cual el contenido del discurso queda desprovisto de todo atisbo de inteligibilidad, por lo que el interlocutor se siente incapaz de apreciar su significado o intención.
Taquipsiquia o aceleración del pensamiento
La aceleración del pensamiento o taquipsiquia se conecta con el aumento en el ritmo de producción verbal. Ambos aspectos están firmemente interconectados, de como que el compromiso en la integridad de los contenidos mentales se traducirá en un habla afectada. Esta presión del pensamiento desborda la capacidad de la persona para traducirlo en términos operativos para su uso eficiente, observándose lo que se conoce como una “fuga de ideas”.
Esta fuga de ideas supone la desorganización en la jerarquía de prioridades del pensamiento, de forma que el discurso con el que se inició una conversación (y que tiene una clara intención comunicativa), se ve interrumpido por un cúmulo de ideas secundas que se superponen entre si de forma caótica y que acaban diluyéndose en un caudal trepidante de contenidos mentales que desembocan en un océano embravecido de palabras inconexas.
Distractibilidad
Las personas que viven una fase maniaca del trastorno bipolar, pueden ver alteradas ciertas funciones cognitivas superiores, en particular los procesos atencionales. En circunstancias normales, estas son capaces de mantener una pertinente atención selectiva, dotando de una mayor relevancia a los elementos del entorno que son necesarios para un funcionamiento adecuado basado en claves contextuales.
En la manía hay una alteración en este proceso de filtrado, de modo que los diversos estímulos ambientales competirían por acaparar os recursos de los que la persona dispone, dificultando que la conducta se exprese en términos adaptativos.
Aumento de la actividad intencionada
En la manía suele producirse un incremento peculiar en el nivel de actividad general de la persona. Puede dedicar la mayor parte de su tiempo a realizar cualquier tarea que despierte su interés, implicándose en ella de modo tal que pareciera no sentir fatiga pese al tiempo transcurrido.
Impulsividad
Es la dificultad para inhibir el impulso de emitir una conducta concreta, ante la presencia de un estimulo detonante e implica la imposibilidad de detenerla en el momento en que se encuentra en marcha. Es uno de los síntomas que tiene un gran poder descriptivo en los episodios maniacos y es uno de los que genera mayor prejuicio sobre la vida personal y social.
Es frecuente que en la fase maniaca, la persona asuma decisiones arriesgadas cuya consecuencias impliquen un menoscabo profundo de sus recursos económicos o fiduciarios.
DEPRESIÓN
Existe un conjunto de señales sugerentes de que los síntomas depresivos pudieran no relacionarse con una depresión mayor subyacente, sino con la fase depresiva de un trastorno bipolar que aún no ha mostrado su verdadero rostro. Ninguna de ellas, por si misma, es suficiente para tener una certeza absoluta sino que aportan en su conjunto información relevante en términos de probabilidad y que habrá de complementarse con un juicio clínico riguroso.
Características distintivas de depresión bipolar (lo que la diferencia de la depresión unipolar):
Episodios previos de depresión mayor
La depresión mayor es un trastorno que tiende a presentarse de forma recurrente a lo largo de la vida, por lo que la mayor parte de las personas que lo han sufrido en alguna ocasión volverán a padecerlo con alta probabilidad en el futuro. Tales recaídas son mucho más frecuentes en el caso concreto del trastorno bipolar, donde el síntoma depresivo se presenta de manera periódica pero de muy difícil predicción(episodios agudos de duración superior a la de los maniacos o hipomaniacos).
Es importante indagar en la historia personal, la evolución del estado de animo a lo largo de los años y determinar la eventual existencia de periodos vitales del pasado en los que se pudo padecer depresión. Se trata de un momento ideal para explorar la posible historia de síntomas maniacos (si estos últimos se detectan, es fundamental sospechar un trastorno bipolar y evitar fármacos antidepresivos).
Presencia de síntomas depresivos atípicos
Aunque la depresión suele cursar con tristeza e inhibición en la capacidad para sentir placer (anhedonia), junto a una reducción del tiempo total dedicado a dormir (insomnio) y una pérdida del apetito, en ocasiones se puede manifestar con síntomas atípicos, que son diferentes a los que resultarían previsibles en quien está deprimido, pero son frecuentes en fases depresivas del trastorno bipolar.
Dentro de estos síntomas se incluyen la hipersomnia (mayor necesidad para dormir), aumento del apetito, irritabilidad excesiva, inquietud o nerviosismo interior, la hiperreactividad fisiológica ante circunstancias ambientales difíciles, el miedo al rechazo y la sensación acentuada de fatiga física y mental. Todos ellos suponen, en su conjunto, un patrón diferencial respecto al de la depresión mayor.
Episodios depresivos recurrentes antes de los 25 años
Una revisión sopesada de la historia personal, puede objetivar la aparición de un primer episodio antes de los 25 años de edad. Es frecuente que durante la adolescencia se expresaran síntomas de una depresión, pese a que quedarán enmascarados tras una impermeable fachada de irritabilidad. Estos episodios prematuros son también más comunes en el trastorno bipolar.
Brevedad de los episodios depresivos
Los episodios depresivos del trastorno bipolar son más breves que la depresión mayor como entidad independiente (la cual a menudo se prolonga durante seis meses o más). Se considera que la presencia confirmada de tres episodios depresivos o mas durante la vida, especialmente cuando ocurrieron en la juventud y fueron e corta duración (tres meses o menos), pueden ser sugerentes de un trastorno bipolar.
Historia familiar de trastorno bipolar
La presencia de antecedentes familiares de trastorno bipolar, puede suponer un motivo de sospecha pues cuenta con un alto componente genético. Los familiares directos de una persona con un trastorno bipolar debe ser cautos cuando sufren lo que en apariencia es una depresión mayor porque podría ser una etapa depresiva del trastorno bipolar.
Instauración rápida de los síntomas depresivos en ausencia de estresores
La depresión mayor tiende a ser el resultado afectivo de la vivencia de un acontecimiento adverso, el cual supone perdidas significativas para la persona en áreas relevantes de su vida, identificándose por ser el punto temporal a partir del cual se produjo un cambio notable en la experiencia interna. Esta relación de causa y efecto, se puede trazar con relativa sencillez en la depresión mayor y cuando se soluciona el suceso detonante, tiende a ocurrir una mejora franca del estado emocional.
En el caso del trastorno bipolar, lo más común es que la sintomatología depresiva surja sin que la persona sea capaz de identificar un motivo evidente para ella y que se instaure muy rápidamente. Pareciera que brota de forma inadvertida, lo que también genera cierta sensación de perdida de control sobre las fluctuaciones del animo.
Presencia de síntomas psicóticos
La depresión puede adquirir, ocasionalmente, tintes psicóticos caracterizados por una culpa delirante o alucinaciones cuyo contenido es congruente con el estado emocional negativo. Esta forma de depresión es más frecuente en el contexto de un trastorno bipolar y es motivo de sospecha. La impulsividad, cuando convive con la depresión, apunta en la misma dirección que estos síntomas.
Es esencial tener en cuenta que la presencia de síntomas psicóticos junto a la depresión, pueden ser parte de un cuadro esquizoafectivo, que habrá de ser descartado durante un proceso de diagnóstico.
DIFERENCIAS ENTRE TIPO I Y TIPO II
Distribución por sexos
Existen datos que sugieren que la depresión mayor es el problema más común de los trastornos del animo y es mas común en mujeres que en hombres.
Sin embargo, el trastorno bipolar hay ligeras diferencias respecto a esta tendencia: los hombres y las mujeres padecen con la misma frecuencia el trastorno bipolar tipo I, pero no ocurre o mismo con el II. En este caso, las mujeres son la población de mayor riesgo, lo mismo que pasa con la ciclotimia. También ellas son más proclives a cambios en el estado de animo asociados al momento del año (sensibilidad estacional).
Prevalencia
Este trastorno afecta al 1% de la población y afecta con mayor frecuencia a personas entre 15 y 25 años. Este trastorno es un importante problema de salud mental.
El trastorno bipolar tipo I es ligeramente mas frecuente (0,6%), que el tipo II (0,4%), por lo que es un problema de salud relativamente común. si se suman ambas modalidades a la vez , el 1% de la población puede padecerlo).
Numero de episodios
Se estima que el promedio de episodios de manía, hipomanía o depresión que la persona sufrirá a lo largo de su vida, es de nueve. Sin embargo, quienes hacen uso de drogas ilegales, tienen un riesgo mayor de reexperimentar virajes clínicos en su estado de animo.
En algunos casos, algunas personas pueden expresar un curso peculiar para su trastorno bipolar, en el que se aprecia un numero elevado de episodios agudos, tanto de manía, como de hipomanía o de depresión. Se trata de los cicladores rápidos, que presentan hasta cuatro clínicamente relevantes en cada año de sus vidas.
Severidad
Muchas personas podrían pensar que el trastorno bipolar tipo II, es menos grave que el tipo I (porque los síntomas maniacos es mayor), pero eso no es realmente cierto. El subtipo II jamás debería ser considerado como la forma leve de un trastorno bipolar. En los dos casos, se presentan dificultades importantes en la vida diaria y por eso existe un consenso general sobre su equivalencia en términos de severidad.
Mientras que en el subtipo I los episodios de manía son de mayor gravedad y su presencia es obligatoria y pueden surgir episodios psicóticos durante las fases maniacas; en el subtipo II la depresión es el que tiene más gravedad, su presencia es obligatoria y su duración es superior es superior a la del tipo I.
Como puede apreciarse cada uno de los tipos tiene sus particularidades, por lo que es la clave articular un procedimiento terapéutico eficaz y personalizado que respeta la individualidad de la persona que los padece.
COMO AYUDAR A UNA PERSONA CON TRASTORNO BIPOLAR
- Ayúdale a aceptar su trastorno: cuanto más pronto consigamos que la persona acepte que tiene una patología, más cerca estaremos de que esté dispuesta a buscar la ayuda necesaria.
- Entender los estados depresivo y maniacos: debemos entender las conductas de los sujetos cuando están pasando por alguna crisis polar de este trastorno. No debemos juzgar ni tratar al sujeto como una mala persona o alguien que no merece nuestro respeto por tener problemas graves.
- Aprender a reconocer los indicadores: cuando un sujeto esta próximo a cambiar de una polaridad a otra, suelen presentarse ciertos indicadores que lo anticipan. Es importante reconocer cuáles son. Es útil animal a la persona a reconocer en sí misma estas señales de alerta.
- Acompañarle a terapia: el hecho de que estemos dispuestos y disponibles a acompañar al sujeto a terapia, significa para ellos una motivación extra. Además evitaremos que la persona se sienta sola.
- Ir monitorizando su medicación: los pacientes con trastorno bipolar deben estar en control conjuntamente con el psicólogo y el psiquiatra. La medicación es fundamental para que el sujeto se mantenga estable. Hay que hacerlo posible por ir controlando si se toma o no su medicación.
- Pasar tiempo de calidad con la persona: las personas con trastorno bipolar no tienen facilidad para mantener relaciones personales largas y estables. Es importante pasar tiempo de calidad con estas personas y se les facilite el proceso de relacionarse.
- Evitar las situaciones tensas frente al sujeto: es recomendable intentar mantener siempre una actitud de asertividad y respeto con las personas que presentan trastorno bipolar, debido a que los momentos de tensión pueden ser detonantes de conductas maniacas o depresivas.
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