El pelo (o cabello), no solo es importante por las funciones que cumple (como la de protección del cuero cabelludo y para mantener la temperatura del cuerpo), sino que su relevancia va aún mas allá del aspecto funcional, es decir, va más allá de la protección, teniendo además un componente estético y de hecho, hace parte de la identidad de la persona.
El pelo ha sido un elemento de gran importancia desde hace miles de años y en muchas culturas, demostrando su importancia social. Tiene un significado de estatus social, de belleza y de autoestima, además de tener un significado de autonomía y de resistencia, lo que implica que el pelo esté acompañado de un simbolismo para cada persona y/o sociedad y está relacionado el contexto cultural o época.
Históricamente el pelo ha sido objeto de culto y cuidado. Ha servido para todo como por ejemplo como ingrediente mágico en las recetas de las brujas; como fuente de la fuerza de Sansón; para identificar estatus sociales como lo hacían en Egipto; los movimientos sociales y tribus urbanas han utilizado el corte de pelo como símbolo identificativo (como el movimiento “punk” y la tendencia “hipppie”); la medicina china lo considera la manifestación externa del riñón y de la sangre y desde una perspectiva yóguica, el pelo es un regalo que ayuda al aumento de la energía Kundalini.
Aspectos culturales del pelo (el pelo a través de la historia)
Desde la prehistoria, el pelo era considerado como un elemento mágico y en la época moderna, simboliza en las mujeres la sexualidad y en los hombres el poder (por esta razón, a las mujeres mayores se les cortaba el pelo, como una manera de excluirlas de la sexualidad).
Para los egipcios, por ejemplo, la apariencia del pelo (tanto en las mujeres, como en los hombres y en los niños), tenía sus reglas: niños y niñas tenían el pelo afeitado a excepción de un largo mechón de pelo a la izquierda en el lado de la cabeza, hasta llegada la pubertad; el faraón casi siempre usaba peluca; el resto de los hombres llevaban el pelo corto, dejando sus oídos visibles; el peinado en las mujeres era más singular, generalmente preferían tener el pelo liso o con una onda natural, durante el Nuevo Reino las mujeres llevaban el pelo largo o usaban peluca, también ataban y decoraban el pelo con cintas de lino o una flor de loto, que luego se convirtieron en diademas y coronas y las diademas más elaboradas dependían del status social de la mujer.
La importancia del pelo también está presente en el relato bíblico, por ejemplo, cuando se habla de Sansón a quien se le atribuía la fuerza para destruir a los filisteos, siempre y cuando mantuviera el pelo largo y sin cortes, hasta cuando Dalila decide cortarlo para hacerle perder toda su fuerza.
En la Edad Media, era de mal gusto que las mujeres casadas mostraran en público su pelo, especialmente en las clases acomodadas, por lo que se comenzó a utilizar el velo, que tenía una función similar a la del Hihab, Burka o Niqab, que cubre incluso el rostro de las mujeres de los países árabes más tradicionalistas.
En épocas más modernas, el pelo no ha perdido su importancia social. Debido a su gran importancia y gran simbolismo, las mujeres de principios del siglo XX que deseaban emanciparse y distanciarse de los roles femeninos establecidos, se cortaban el pelo, se deshacían de sus corsés y de toda aquella vestimenta que limitaba su forma de moverse o incluso, de pensar. El pelo corto viene siendo un símbolo de la modernidad, de la libertad de pensamiento, es un nuevo código estético y social para las mujeres y es el momento en que las más atrevidas, llevaban pantalones por primera vez, rompiendo las reglas y demostrando su nuevo posicionamiento, a través del peinado (según el peluquero y asesor de imagen Gonzalo Zarauza).
A finales del los años 50 y por primera vez en la historia, para muchas mujeres con fuertes inquietudes intelectuales, había dejado de ser importante los cánones establecidos y con ellos, la importancia de “estar guapas”, siendo el pelo para muchas de ellas, un signo de rebeldía, de posicionamiento social y de pensamiento, dejando de ser dependientes de su imagen y lo que se vio a su vez reflejado en las peluquerías de la época como Vidal Sassoon, que creó cortes y conceptos como el “wash & go” (lavar y listo), que permitía a las mujeres de entonces, estar arregladas sin tener que pasar por la peluquería y a su vez, permitió que la mujeres fuera menos dependiente de su imagen y reflejar sus ansias de libertad, como afirma Rafael Bueno (estilista).
Posteriormente, llegaría el movimiento “punk”, siendo toda una revolución porque representa la subversión del status quo ante una imagen que rompe con lo establecido, como nunca antes. Manuel Mon (otro estilista) afirma que en estos momentos el pelo se convierte en un símbolo de rebeldía y subversión pública, no solo por cómo el individuo es visto, sino también porque transforma la mirada de éste hacia los demás. Con este movimiento, se ejemplifica perfectamente la moda, el pelo y el aseo personal como código simbólico esencial de la persona y su tiempo. Se convierte en una apariencia que no pretende complacer, sino todo lo contrario (busca oponerse, ya sea política y/o socialmente).
Los jóvenes punk basan su nueva identidad en la ropa desgastada y rasgada, se identifican con el negro, usan el cuero y rompen los esquemas con sus características crestas, siendo una estética que llama la atención y ayuda a que el movimiento se convierta en un fenómeno social.
En los 60’s y 70’s, son las largas melenas lo que caracteriza el movimiento hippie, que también se convierte en un signo de oposición política (la guerra de Vietnam reclutó a muchos jóvenes que debían tener el pelo muy corto o, lo que es lo mismo, rapado). Dicha guerra genera un creciente movimiento de rechazo, por lo que el pelo largo se vuelve un símbolo de paz y una manifestación de valor y poder del individuo.
Con los años 80 llega la moda de lo excesivo con los tupés, cardados, colores vibrantes, volúmenes y brillos en el pelo, el maquillaje y la moda, junto con una actitud que parece despreocupada, pero que simboliza la necesidad de “tomar aire” y de llenarse de energía positiva, luego de las tensiones políticas, económicas y sociales de los 70.
Los 90’s son años en los que aparece el multiculturalismo, los medios alternativos y el auge de nuevas tecnologías. En esta época se caracteriza por la novedad estética y culturalmente hablando, que surge a través de la mezcla y se apuesta por nuevos lenguajes expresivos, de acuerdo con lo que dice Felicitas Ordás, de Felicitas Hair.
Como se puede observar, a través de la historia de la humanidad, el pelo y la forma como éste configura la apariencia de las personas, juega un rol esencial en la sociedad, dada la manera en que cada colectivo (e individuo) se expresa a través del estilo de peinado. El pelo significa tanto en la sociedad, que no solo ha sido un indicador simbólico del género, sino también de la condición social, religiosa y profesional en todos, pero especialmente en las mujeres. Es por eso que, la forma en que cada uno presenta su pelo a la sociedad, habla del individuo en sí mismo, de cómo se siente y de su identidad.
Existen culturas en las que mostrar el pelo está completamente prohibido para las mujeres (como en la cultura musulmana, por ejemplo), por motivos religiosos y por eso es que deben usar un “Hihab” (que es el velo que cubre el pelo de las mujeres árabes), que se considera un mandato divino que “protege a las mujeres” y define su lugar en la sociedad.
No solo existen consideraciones culturales y de género para el pelo, también existen consideraciones raciales y de clase.
Por ejemplo, en Estados Unidos, las mujeres de raza negra gastan más dinero en productos para el cuidado del pelo que cualquier otro grupo étnico de este país y cerca del 80% de productos cosméticos para el pelo van dirigidos a mujeres negras. Un documental realizado por el actor-cómico Chris Rock llamado “Good Hair” (Buen Pelo) acerca del significado y la importancia del pelo en la cultura negra americana, habla de por qué las mujeres negras americanas ocupan tanto tiempo y dan tanta importancia a su pelo (muchas gastan más del 20% de sus ingresos en la peluquería, en una industria que mueve más de 9 billones de dólares al año). En su documental cuenta también cómo en la India el negocio del pelo es el segundo renglón de exportación después del software; allí, cada año se realiza una ceremonia en el templo de Tirumala donde miles de personas se cortan el pelo como una ofrenda al dios Vishnú, porque el pelo es considerado una vanidad y luego, ese pelo es subastado a los exportadores que lo distribuyen en el mundo entero (la niña de escasos recursos que deambula por las calles no tiene ni idea que un día su larga melena va a ser vendida por 1000 dólares en las tiendas americanas).
El pelo también ha sido un atributo de clase en distintas culturas, como con los egipcios, que comenzaron con el uso de las pelucas para las clases altas y el rapado completo para sacerdotes y esclavos; las mujeres de Creta empezaron a darle volumen al peinado y empezaron a complementarlo con adornos artificiales para acentuar la “altura” económica. El hábito de teñir el pelo se estilizó en Roma, al igual que el uso de las pelucas. Los pelirrojos naturales han sido objeto de todo tipo de supersticiones a lo largo de la historia. El corte militar en los hombres se volvió popular en las legiones romanas, ya que de esta manera se evitaba que el enemigo tomara del cabello al soldado.
Así como el volumen, la ausencia de cabello también ha sido un hito en la moda capilar: cortar el pelo de los enemigos o sostener sus cabezas cortadas era una forma de humillación (como en los sistemas penitenciarios modernos, en donde es obligatorio en algunos centros cortar el pelo de los presos por razones higiénicas, lo cual, sin embargo, también funge como un dispositivo de control de la expresión personal, es decir, de la libertad).
La importancia del pelo
Todos (hombre y mujeres), queremos tener una apariencia “perfecta” y sin duda el pelo es de gran importancia.,Tener el pelo arreglado, sano y bonito incrementa la confianza y respeto en uno mismo, nos vuelve un poco más seguros.
La importancia que se le da al pelo puede demostrarse en un estudio realizado en el 2015, según el cual, el 95% de las mujeres y el 81% de los hombres, admitía que el estado de su pelo influía en su estado emocional y que era un factor determinante a la hora de mostrar seguridad en uno mismo, es decir, en la confianza.
Numerosos estudios sociológicos han demostrado que muchas mujeres se definen por su apariencia externa y es por esta razón que tener un pelo saludable y hermoso, es una parte esencial para muchas mujeres, para medir su belleza y apariencia.
Además, la importancia de mantener un pelo estéticamente bello es resaltada por los medios de comunicación, donde cada día se muestran imágenes de modelos y estrellas de cine que promocionan colores y estilos diferentes de llevar el pelo.
Deborah Tolman (directora del Centro de San Francisco para la Investigación sobre Género y Sexualidad,) en una entrevista sobre la importancia del pelo para las estudiantes de la Universidad de San Francisco, afirma que la relevancia del pelo en las mujeres ,es un mensaje que se ha visto reforzado a través del tiempo y considera que el cuidado del pelo para las mujeres no es como la decisión de usar lentes de contacto en lugar de anteojos, porque no hay imperativo moral que defina lo buena que una mujer puede ser si decide usar lentes de contacto o no; en el caso del pelo es diferente: “Nos expresamos a través de nuestro pelo, incluso sin quererlo. Usted es lo que es su pelo”.
La importancia del pelo de una persona, también radica en que dice mucho de su personalidad; atributos como: la edad, el género, incluso la posición social y los gustos estéticos se pueden deducir a partir del pelo. Al igual que la ropa o la forma de hablar, el pelo forma parte de la expresión corporal de las personas y no es ilógico pensar que esto tiene una razón cultural más profunda e incluso espiritual.
Psicología del pelo y de los cortes de pelo
Los cortes de pelo, el tinte o simplemente la elección de un flequillo comunica una cosa diferente, todo tiene un significado.
El pelo es casi como un espejo de quienes somos y como nos sentimos, pero más que revelar la personalidad, lo que hace es decir en qué momento de nuestra vida estamos y cómo vamos cambiando.
María Baras, estilista, afirma que el pelo refleja hasta el estado de ánimo en el que nos encontramos en un momento determinado y, por supuesto, la personalidad, la forma de ver la vida y puede ir cambiando acompañando nuestros cambios a lo largo de nuestras vidas.
La textura del pelo, su color o su forma natural, condicionan mucho lo que podemos o no podemos hacer con el pelo, pero las estilistas tienen claro que el corte, el color, el recogido y hasta el flequillo pueden decir mucho de la persona que pretendemos ser, de acuerdo con esta estilista.
El pelo forma parte de la personalidad, del carácter y del estatus social. El corte de pelo y las coloraciones se han convertido en nueva forma de expresión. Además, el pelo dice mucho acerca de la manera en que nos expresamos, pero también sobre cómo nos perciben los demás.
Mucha gente utiliza los cortes de pelo, para enfatizar momentos importantes en su vida, como el final de una relación o el luto (especialmente las mujeres, donde es más marcada esa tendencia).
Tipo de largo (sin pelo, rapado, corto, mediano o largo)
La cabeza rapada (buzz cut en inglés) en una mujer puede tener muchos significados o simbolismos: puede estar ligado a la rebeldía, a un cambio importante (cambio de etapa vital), moda, por liberación, entre otras. Esta tendencia comenzó a ocurrir con el nacimiento de la maquina de afeitar (primero manual y luego con la electrica), lo que ocurrió en el siglo XIX. Este corte se extendió entre militares y en el ejército y de ahí saltó a la calle siendo entonces patrimonio solo de los hombres. Los caso de mujeres que lo llevaban eran dramáticos porque nunca era un corte realizado por ellas, sino un corte de castigo (cuando a una mujer se la condenaba o se la querían anular se le rapaba la cabeza). En la España franquista, el rapado era un método de represión y humillación. Las únicas mujeres que se atrevían a raparse por voluntad propia, aparecen a comienzos del siglo XX con Claude Cahun, que desafiaban las convenciones de género (el de Cahun fue un caso aislado, porque las mujeres no comenzaron a raparse la cabeza por iniciativa propia hasta los años 70). Otras mujeres que usaron este estilo han sido Sinead O´Connor, Grace Jones o Annie Lennox, cada una desde su identidad, que se convirtieron a finales del siglo XX en abanderadas de esta nueva idea de belleza. En el 2007, con Britney se resignificó de nuevo el rapado de cabeza (el mundo vio a una joven tristísima que se afeitaba la cabeza delante de un ejército de paparazzis como respuesta a una situación de desamparo y vulnerabilidad; la opinión pública fue unánime: Britney estaba desequilibrada). Su rapado estaba cargado de emociones y ninguna era positiva (años después declaró que lo hizo porque no quería que nadie le tocara la cabeza, porque estaba harta de que la gente le tocara el pelo; ese pelo era una melena rubia que había ayudado a construir su imagen de estrella del pop post-adolescente y era mucho más que pelo; el rapado de Britney lo tenía todo: desafío, rebeldía, ruptura).
Según Mª Victoria Sánchez (Psicóloga Clínica), el rapado de cabeza “sería una forma simbólica de empezar de cero y también afirma que puede referirse a una decisión interna (por ejemplo, “a partir de ahora voy a hacer lo que yo quiera sin que el miedo a ser juzgada”, “ya no va a ser más mi prioridad agradar o hacer lo que los demás esperan de mi”, “ha llegado la hora de tomar las riendas de mi vida/mi cuerpo/mi imagen”, “quiero dejar atrás el control/la carga que llevaba”).
Al rapado, no se llega por casualidad, sino que es un corte-destino). José Miguel Gallardo (director de Tea Cut Studio,) afirma que a su salón llegan muchas mujeres, que están decididas a acabar con su melena y cuando hablan con ellas, muchas coinciden en que, después de lo que hemos vivido en estos tiempos difíciles (haciendo referencia a la pandemia), han adquirido seguridad y quedarse en casa todos esos meses, las ha hecho plantearse si quieren seguir renunciando a sus espacios de libertad, a los que les quedan y les decían que raparse el cabello es uno de esos espacios, aunque saben que no siempre va a ser bien recibido por las personas que las rodean. Entonces, para Gallardo, quien se rapa el pelo (igual que quien decide no teñirse las canas), espera un juicio o un “por qué”; ese “¿por qué ?” tiene que ver con las ansias de liberarse de una imagen de belleza estereotipada y con la urgencia de tomar las riendas de la propia imagen; lo hacen por elección y dan rienda suelta a un deseo oculto de sentirse libre, de experimentar y por convencimiento. Estos casos confirman que es un corte que siempre tiene detrás un motivo y muchas emociones. Para Elías Pedrosa (de Oculto Hair Club), mucha gente se decide a desprenderse de su cabello, para cambiar de look, renovar energías o por estar más cómodos”.
El pelo corto puede significar muchas cosas, pero los estilistas coinciden en que muestra valentía, hasta un punto de comodidad y, sobre todo, mucha seguridad. En general, una mujer con pelo corto es una persona decidida, valiente, que está en un momento en el que quiere ser arriesgada y se siente segura (porque con el pelo corto se expon mucho el rostro). De hecho, hay ya modelos que están apostando por raparse el pelo aún sabiendo que al llevarlo tan corto, se expone todo de ti (la frente, la forma de la cabeza) y es un estilo que tiene muchísima fuerza y hay que ser muy valiente. El pelo así no muestra una mujer bellísima, sino más bien una mujer que en ese momento de su vida se siente segura y arriesgada.
La estilista Silvia Foz afirma que hay dos posibles vertientes en las mujeres que llevan el pelo así de corto: 1) una mujer que se siente muy segura de sí misma, desenfadada, con un estilo extremado, con fuerza, que lo tiene muy definido y tiene ese punto rompedor o 2) una mujer que necesita cambios, que está en un proceso de transformación y cortar el cabello es lo más fácil para empezar. Sin embargo, es necesario recalcar que cualquiera de estas dos opciones solo aplican, cuando la mujer decide por sí misma llevar el pelo corto o rapado (no aplica en los casos en los que por cuestiones de salud se quedan calvas y/o pierden el pelo por algún tratamiento contra el cáncer, como es la quimioterapia, donde por el contrario, el hecho de perder el pelo de esta manera, puede ser traumático).
Hoy en día tener el pelo corto tambien representa a una mujer que rompe barreras, rebelde, pragmática y moderna.
La media melena es uno de los cortes que están más de moda, por lo que las mujeres que lo eligen son seguidoras de las tendencias generales. Describe a una mujer segura, pero no tan arriesgada porque es un tipo de corte que puede acompañar a todo tipo de rostros, desde una cara fina, a una alargada, que lo suaviza, dulcifica. Es una apuesta con más posibilidades de acertar, que no implica mostrarse tan desnuda como el pelo corto y “a nivel emocional, es un cambio, si se pasa de largo a medio, que puede implicar una decisión de valentía y de comodidad. Sobre todo, son mujeres que quieren marcar el diseño y el estilo desde la cabeza enseñando cuello, escote y tiene su parte de fuerza. Se trata de mujeres más naturales que apuestan por ir con look muy actual y que es tendencia y que tratan de expresarse a través de él.
El pelo largo es característico de mujeres son más clásicas en su imagen o que quieran un toque más aniñado. Es un estilo en el que se muestran más inocentes y románticas con su pelo. Es un elemento que les da seguridad y sensación de poder. Se trata de personas mucho más conservadora y más clásica, a las que les cuesta mucho los cambios y les gusta la sensación que da el cabello largo, de mantener su imagen de siempre. Es un estilo menos arriesgado.
Forma del pelo
El pelo liso ofrece una imagen de profesionalismo, seriedad, de seguridad y de formalidad. De acuerdo con Maria Teresa Alcalde, se ha llegado a esa conclusión, mediante estudios científicos, ya que afirma que en los últimos años se han realizado numerosas investigaciones sobre cómo influye la apariencia física (el atractivo del rostro, el color del cabello, etc.) a la hora de “imaginar” el carácter de las personas y los resultados son concluyentes: mientras las mujeres con el cabello rizado se perciben como cercanas, relajadas e incluso sexys, las que llevan el pelo perfectamente disciplinado (o liso), se perciben como más serias, organizadas y cumplidoras (según lo afirma la doctora Rose Weitz, socióloga de la Universidad de Arizona y autora de numerosos estudios sobre el tema). Por esa razón, no es de extrañar, por tanto, que el pelo liso sea el preferido por las mujeres que trabajan en las grandes empresas, especialmente en los puestos directivos.
Por su parte, el cabello rizado reflejaría a una persona más espontánea, exótica y dinámica.
A pesar de que en la actualidad se ve cada vez más mujeres con su cabello rizado al natural, todavía se puede encontrar en muchas sociedades y personas, el prejuicio o estigma en contra de este tipo de pelos, donde tener un pelo ondulado o rizado, sigue siendo un tema difícil para muchas mujeres. En este sentido, es importante hablar de Michel Obama, quien acaparó los titulares en el 2019 cuando dejó su pelo rizado al natural al presentar su libro. Con ese sutil, pero liberador gesto, marcó distancia de los estilismos que trajeron consigo ser la prmera dama de los Estados Unidos (aunque esa no sería la primera vez). Su objetivo con esto, era visibilizar el problema que afecta a muchas mujeres que tienen el pelo crespo, afro o con ondas muy pequeñas y deben alisarlo continuamente, para manejarse con “éxito” en el mundo laboral y cumplir con ciertos estándares de belleza normalizados dentro de la sociedad.
Todavía hoy en día se tiene la creencia de que el pelo con textura, se conoce como “pelo malo, afro, prieto, chuto, crespo, etc” y muchas mujeres tienen que lidiar con químicos o productos caseros, para mantenerlo “ordenado” y evitar burlas y cuestionamientos. Esto indica que todavía existen muchos prejuicios y estigmas hacia lo ·”diferente”. Este tipo de cabello debe ser reconocido como símbolo de lucha e identidad y dejarse de lado la creencia de que el pelo afro es “malo” o que es un símbolo de “pobreza, desorden o falta de higiene”, inculcando la libertad de llevar el pelo con el que se nace y que es decisión de cada una si prefiere llevarlo liso o crespo.
El pelo grueso indica gran voluntad y energía, tenacidad. Tendemos a cuidar el volumen del cabello, porque a mayor volumen, se reflejará una mayor alegría, salud, juventud y fuerza.
El uso de flequillo (o copete, como era llamado anteriormente) comunica, según aspectos como su forma, su largo o su color, al igual que ocurre con el cabello en general. Las que lo llevan muy corto y moderno dan una imagen más loca, más divertida, como que están en una época en la que quieren innovar. Si es más pulido, perfecto, largo y peinado, también muestra como ves el mundo. El flequillo también puede ayudar a ocultar algún defecto, a parecer más tímida o angelical, incluso ayuda a restar algunos años a la edad real.
Cuando se usa el pelo recogido, como cuando se usa una cola de caballo o un moño muy tirante, da una imagen más fuerte, distante, más fría pero si es una textura más rota como una trenza más suelta, la imagen es la de una mujer más romántica, dulce, más aniñada. Utilizar el cabello recogido también proporciona un aire de profesionalismo y practicidad, mientras que usar el cabello suelto provoca la impresión de que eres una persona libre y desenfadada.
Hay ciertos peinados que comunican la niñez, como es el caso de las trenzas, con connotaciones de más suavidad, dulzura y esto se ve también si optan por ellas frente a un peinado pulido o a un recogido tirante.
Lo que indica el color del pelo
El pelo no solo aporta significado por su extensión y forma, sino también por su color. Con éste, tambíen puede expresarse muchas cosas. El color de pelo, que es una parte fundamental de nuestra estética, es también un símbolo de fortaleza, sabiduría, experiencia, libertad, feminidad o virilidad, moda, religión, poder adquisitivo, ideologías…
El color del pelo habla por sí mismo. Aunque no sea natural, el color que llevamos en el pelo contribuye en cómo nos sentimos y en la forma en que la gente nos ve. La psicología del color dice que el tono del pelo se encarga de crear estados de ánimo, así como describir nuestra personalidad, gustos, reacciones y comportamientos.
La clave o el propósito de teñirse el pelo está en ser diferente, en el cambio. Las mujeres que deciden pintarse el pelo, muestra una mujer con un toque de rebeldía que es interesante en algunas épocas (como en la adolescencia, cuando se apuesta por colores de más fantasía; esos tonos dan una imagen algo más extravagante, rebelde).
Los colores negros u oscuros endurecen las facciones y dan mucha fuerza, pero con una imagen más dura y seria. Muchas mujeres quieren dará veces una imagen más fuerte porque, por ejemplo, han ascendido en su trabajo y quieren marcar algo para que no se las vea tan aniñadas y optan por un corte de diseño con un color que dé fuerza y brillo.
En cambio, los colores rubios, dorados, miel, avellana tienen a endulzar o suavizar los rasgos, lo que hace que la mujer tenga una imagen más cercana. El rubio se asocia al color del oro, de la felicidad, lo bueno y lo valioso. Se suele asociar el rubio con una mujer bonita, preciosa o bondadosa. Los ángeles se pintaron con el pelo rubio y cuando se habla de un “buen corazón”, se habla de un “corazón de oro”. Por eso las personas rubias pueden transmitirnos cierta confianza y bienestar. También es el color de la victoria, de la fama y el lujo.
El color castaño, confiere naturalidad y equilibrio. Este tono representa la sensación vital positiva y la sensualidad. Con este color las personas lucen perseverantes y tenaces. El castño expresa inteligencia, seriedad, responsabilidad y laboriosidad. Este tono también proyecta una imagen de tranquilidad y paz y suele considerarse atractivo y agradable a la vista de otras personas. También, las personas con pelo castaño son consideradas más reflexivas e inteligentes a simple vista.
Quienes optan por los colores rojizos, son mujeres con una marcada personalidad dominante, exótica, divertida y a las que les encanta ser el centro de la atención. El rojo es por excelencia el color del amor y del odio, del calor y la pasión. Seducción e inmoralidad, fuerza, felicidad y vida. El pelo rojo o pelirrojo se relaciona con una mujer apasionada, libre y seductora. Denota la expresión de la fuerza vital, el impulso y las ganas de conquista. El pelo rojo es la máxima expresión de sexualidad y deseo. Si una mujer se tiñe el pelo de este color mientras está en una relación, significa que no está conforme y está buscando algo mejor.
El color morado, violeta o purpura, históricamente, se asocia con el color de los poderosos y de la magia. Es el símbolo de la eternidad y del poder, de lo singular y lo extravagante. Es único entre todos los colores. Elegir el violeta responde a hacer una elección consciente de un color especial. Este color es para alguien que quiere distinguirse de la masa. Un color que representa la sangre real que corre por las venas de una persona valiente y luchadora.
Por su parte, el color rosa es un color relajante que influye en los sentimientos. Invita a ser amables y profundos e induce a sentir cariño, amor y protección. Las personas que se tiñen el pelo de rosa buscan la inocencia, el amor, la entrega y la generosidad. Es un color del que nadie puede decir nada malo. También es un color que inspira fantasía, creatividad e ilusión. El rosa transmite una personalidad dulce y sentimental de una persona que busca siempre un final feliz.
El color gris o plata, siempre ha sido relacionado con las canas, la vejez y lo anticuado. Sin embargo, una nueva tendencia nace para darle vida a este color triste y apagado. Un gris que mezcla la esencia de la sabiduría con la elegancia. Una nueva línea de grises plata que iluminan y transmiten lujo, modernidad y brillantez.
Las mujeres que llevan colores menos naturales, son super atrevidas o jóvenes y posiblemente están en puestos de trabajo más creativos. Los tintes de colores poco convencionales (como verde, morado o azul), demuestra una falta de reparo por las convenciones sociales, proyectando rebeldía y atrevimiento.
La importancia del pelo para la mujer
El pelo es el aspecto físico de mayor impacto en la imagen de una persona y este tiene un papel aún más protagónico en el caso de las mujeres.
La parte física de nuestra imagen es la primera que nos hace distinguirnos de entre los demás y para las mujeres, el cabello es el aspecto físico que más llama la atención: su largo, su color, su forma, el modo de llevarlo (suelto, con una coleta, etc.), incluso su olor.
Además, el pelo de una mujer habla por sí solo, lo que significa que da indicaciones de su personalidad. Por eso, es fundamental para las mujeres tener un cabello bonito, cuidado y sano, porque siempre será un atributo importante de la mujer, tanto para sí misma como para los demás.
La importancia de un cabello sano y organizado impacta no solo en lo que comunicamos, sino también en cómo nos sentimos, ayudando a elevar la seguridad y la autoconfianza a partir del cuidado de la apariencia física (como ya se había dicho anteriormente).
Un proverbio italiano dice que “la belleza de una mujer, reside en su pelo“. Esta es una afimación que puede considerarse banal y y exagerada, pero en dicha frase subyace la importancia que tiene el pelo para las mujeres,siendo el punto de partida para reflexionar la influencia que tiene el pelo sobre el bienestar emocional. Expertos afirman que el pelo tiene consecuencias psicológicas positivas que permiten a las mujeres ser más productivas, sentirse más seguras, estresarse menos y ser más fuertes. Y se ha comprobado en un estudio de la Universidad de Yale y Pantene, que tener el pelo bonito da más energía incluso que un buen desayuno y puede tener un mayor impacto en el bienestar de la mujer que el maquillaje o la ropa. En dicho estudio, se pone a prueba el poder y las consecuencias en que el pelo afecta la felicidad y el éxito profesional.
Marianne LaFrance (psicóloga que dirigió el estudio de la Universidad de Yale, mencionado hace un momento), analiza las consecuencias que tiene el pelo en la psicología y de qué manera influye un mal día con el pelo (ella lo llama un “bad hair day”), llegando a la conclusión que este aspecto puede hacer sentir a las mujeres más tímidas, más inseguras y más nerviosas. Descubrió en el estudio que el pelo es muy importante en términos de implicaciones sociológicas y que un buen día de pelo (un “good hair day”) hace a las personas sentirse más seguras, más sociables y mejor en general.
Una de las conclusiones más significativas del estudio de Yale y Pantene, es la relación directa que existe entre las mujeres que se sienten bien y seguras con su pelo y sus niveles de autoestima: si se sienten cómodas con su pelo, se sienten más seguras de sí mismas, de sus habilidades y de su capacidad para lograr sus objetivos. Aunque ahora los estudios piscológicos y sociológicos confirmen esta relación pelo-psicología, la realidad es que siempre ha estado ahí.
El impacto psicológico de la perdida de pelo por el tratamiento de quimioterapia
Para nadie es un secreto que cuando se sufre de cáncer y se esta en tratamiento de quimioterapia, dependiendo de esta (hay varios tipos y la que generalmente produce la caída del pelo es la conocida como quimioterapia “roja”, aunque también hay blancas, entre otras), uno de los efectos secundarios más notorios y traumatizantes, es la pérdida del pelo (en la cabeza principalmente, pero también ocurre en muchos casos, la pérdida de las cejas y de las pestañas, entre otros).
La caída del pelo en pacientes con cáncer, debido a tratamientos como la quimioterapia, tiene efectos emocionales y psicológicos adversos tales como fobia social, ansiedad o depresión, que los llevan a perder su identidad.
Es importante señalar que cuando una persona recibe un diagnóstico de cáncer, se producen en ella una serie de sentimientos y emociones, que se ven acrecentadas cuando la enfermedad se hace visible a los demás (es decir, cuando se produce la caída de pelo).
Esta caída del pelo durante la quimioterapia (el término técnico es “alopecia oncológica”), se debe a que se trata una sustancia tóxica que mata las células que se reproducen rápidamente, entre las que se encuentra el cáncer, las células del cuero cabelludo (y del pelo en general), de la sangre (por es el sistema inmune se afecta severamente), la piel (por eso la resequedad de la misma), entre otros muchos efectos secundarios. Se espera que la ocurrencia de la caída del pelo de la cabeza ocurra dentro de las siguientes dos semanas posteriores a la primer a dosis de quimioterapia y puede empeorar uno o dos meses después de su inicio.
El doctor Roberto Hernández Peña afirma que la caída del pelo es uno de los efectos secundarios más frecuentes y esto tiene un efecto a nivel emocional y en el entorno del paciente, que tiene una repercusión en los resultados de su tratamiento.
La caída del pelo es una de las preocupaciones de un paciente oncológico, que más influye en su estado de ánimo y recuperación. El impacto psicológico viene en muchos casos motivado por el cambio físico que se produce, siendo la caída del pelo, unos de los principales temores, especialmente en los tratamientos que requieren quimioterapia. Muchos pacientes oncológicos reconocen que la pérdida de cabello es una preocupación más que influye en su bienestar: no es solo un cambio en la apariencia física, sino que es un reto emocional que afecta a la imagen de sí mismo (autoimagen) y a su calidad de vida. Mantener una buena imagen les ayuda a sentirse bien y a una mejor recuperación. Las mujeres muestran mayor temor que los hombres a la pérdida de pelo y manifiestan un mayor grado de ansiedad y depresión.
La auto imagen es la forma como pensamos o nos vemos a nosotros mismos. Los cambios fisicos y emocionales que trae consigo el cáncer, pueden cambiar la imagen que tenemos de nosotros. La imagen personal, la mayoría de los casos, esta estrechamente ligada a la imagen corporal (a la manera como vemos y sentimos nuestro cuerpo, pero también incluye la forma como pensamos y nos vemos a partir de esa imagen corporal). Algunos de los cambios en cómo nos sentimos acerca de la propia imagen, pueden ser positivos y otros pueden ser negativos. El cáncer y su tratamiento cambiar la apariencia física o “imagen corporal” (termino exacto para lo que sentimos frente a esa apariencia).
Dentro de los efectos psicológicos que se pueden generar con la enfermedad y con los efectos secundarios (como la alopecia oncológica), se encuentran: la negación e incredulidad, la incertidumbre, el enfado, el miedo, la ansiedad, la depresión, la culpa, la tristeza, entre otras.
Muchas veces, se puede llegar a tomar la decisión de raparse el pelo y afeitarse la cabeza, cuando se empieza ver que se cae por el efecto de la quimioterapia. Este hecho es un tema bastante dificil, llegando a ser incluso traumático, especialmente para una mujer, es una decisión con una carga emocional detrás bastante fuerte. Esto se debe principalmente, al hecho del que se habló en lineas anteriores como la importancia del pelo para una mujer, como éste define la personalidad y especialmente, el tema de que el pelo hace parte de la identidad de una persona, más aún en el caso de la mujer.
Ademas de las emociones que se mencionaron anteriormente, aparecen otras con la pérdida del pelo y con el hecho de raparse y/o afeitarse la cabeza, como lo son la vergüenza o pena, cohibición, frustración, impotencia, ira, entre otras. De ahí que sea tan díficil el asimilar la pérdida del pelo. Peor son sentimientos completamente normales y comprensibles durante el proceso.
No solo el cambio de la imagen corporal se da por la perdida de pelo, hay muchos otros efectos secundarios relacionados con el tratamiento como: perdida (especialmente) o aumento de peso, cicatrices por la cirugía, erupciones, perdida de una extremidad u órgano (por ejemplo un seno o los dos, cuando el cáncer es genético y para evitar su repetición se hace una mastectomía completa o total, otro gran cambio en la apariencia física que altera la imagen corporal en una mujer y puede afectar aún mas emocionalmente), la necesidad de una ostomía (abertura que deja salir los desechos del cuerpo en una bolsa, dependiendo del cáncer y de la etapa en que se encuentra), cambios en la apariencia facial (como las ojeras por la fatiga), perdida de energía (lo que hace que de abandonen actividades que antes se disfrutaban), problemas en la salud sexual y/o perdida de fertilidad, ademas de alteraciones en la menstruación, entre otros efectos.
Un cambio positivo, derivado de la situación y del proceso es que las cosas que parecían importantes en el pasado pueden parecer menos importantes, a medida que se hace enfasis en nuevas prioridades y las pequeñas preocupaciones importan menos. También puede hacer que los pacientes tengan una idea más clara de sus objetivos personales y del significado de su vida.
¿Cómo afrontar la perdida de pelo y los cambios en la imagen corporal de si mismo por el tratamiento contra el cáncer (la quimioterapia)?
Para poder empezar a asimilar y afrontar este efecto secundario tan traumático, lo primero que se debe saber y entender es que es algo pasajero y que el pelo volverá a crecer en cuanto termine el tratamiento de quimioterapia (incluso en ocasiones, vuelve a crecer antes de que se finalice el tratamiento).
Si la caída del pelo es inminente, aunque tomar la decisión de raparse y/o afeitarse la cabeza puede ser muy traumática, se aconsejaría hacerlo, ya que puede resultar más traumático e incomodo perder el pelo (además de ser más higiénico y cómodo).
Una opción puede ser la de usar una peluca, que se puede comprar antes de iniciar el tratamiento o recién ha comenzado.
En el caso de no querer usar una peluca, otra opción (para las mujeres), es la de usar turbantes o pañoletas en la cabeza.
Si durante el tratamiento, el pelo se vuelve muy delgado o se pierde en su totalidad, es fundamental mantener la piel del cuero cabelludo protegida del calor, del sol y del frío, por lo que se recomienda usar bloqueador y/o sombreros (en el caso de clima frío, sería para preservar el calor en la región de la cabeza).
Es recomendable masajear el cuero cabelludo para estimular el crecimiento durante la quimioterapia y especialmente, una vez se finalice el tratamiento. También es importante seguir lavándose el cuero cabelludo con un shampú suave, luego de perder el pelo, para eliminar el exceso de aceite y la piel seca (y para estimular el folículo piloso).
Es importante evitar durante el tratamiento de quimioterapia (si no produce la caída excesiva de pelo) y posteriormente a este durante algunos meses después, la tintura, el aclaramiento, el agua oxigenada, el alisado y otros tratamientos químicos para el pelo, al igual que es mejor evitar secadores, rizadores, rulos términos y planchas.
Hay que tener en cuenta que el pelo nuevo es posible que no luzca como el anterior cuando esté empezando a crecer (puede tener una textura o grosor diferentes). Si hay problemas de crecimiento, se recomienda consultar con un dermatólogo.
Es importante que durante el proceso del tratamiento, la persona se deje apoyar por otras personas y no tener miedo de pedir y aceptar la ayuda.
Una buena opción es encontrar un grupo de apoyo con personas que estén atravesando la misma experiencia, en este caso que sean pacientes oncológicos. Otra opción es buscar asesoría profesional, es decir, acudir a un profesional de la salud en psicología y/o psiquiatría, haciéndole saber las preocupaciones e inquietudes.
Otra opción es la de plantearse una cirugía reconstructiva, en caso de haber sufrido por la perdida de alguna extremidad u órgano (como uno o los dos senos).
También es aconsejable mantenerse fisicamente activo, ya que ayuda a la persona a sentirse mejor durante el tratamiento y después de que este termine..
Finalmente, es importarte tomarse un tiempo para asimilar y adaptarse al diagnostico y a los respectivos cambios derivados del tratamiento. Un diagnóstico de cáncer es una noticia inesperada y abrumadora al principio. Es normal necesitar tiempo para adaptarse a los posibles cambios de vida y a la cantidad de emociones que se experimentan, así como a los cambios producidos durante y después del tratamiento del cáncer. Lo más aconsejable es ser amable uno mismo, mientras se asimila y se acostumbra el paciente a todos los cambios.
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