Puede ser que nos cuesta quedarnos en la casa y estar solos por nuestro estilo de vida, siendo muy de calle, muy social, muy de compartir con otros. De ahí que este nuevo estilo de vida sea difícil de asimilar de la noche a la mañana, en personas que están acostumbradas a pasar más tiempo fuera de casa que dentro de ella.

Otra posible razón es que el confinamiento es antinatural. Durante miles de años, nuestro cerebro evolucionó en comunidad, en constante interacción con otros y el correcto desarrollo cerebral depende críticamente de nuestro entramado social, hasta el punto en que sin él, su desarrollo no podría darse. Es por eso que el distanciamiento choca totalmente con nuestro instinto de conectarnos con otros (la interacción social ayuda a regular las emociones, a lidiar con el estrés y nos hace resilientes frente a las adversidades, es decir, tener la capacidad para superar circunstancias difíciles y/o traumáticas).

En cambio, la soledad y el aislamiento social, empeoran los efectos del estrés y aumenta el riesgo de enfermedades (como las cardiovasculares, inmunes, psiquiátricas y neurológicas).

La cuarentena afecta en mayor o en menor medida a las personas, pero depende en sí de la persona, los efectos que la cuarentena provoca en ella (no a todas les afecta igual, unos la llevan mejor que otros), aunque siempre tendrá un impacto negativo.

Igualmente, no todas las personas cumplen la cuarentena de igual manera. Las que tienden a ser más individualistas y egoístas, son aquellas que tienen una mayor probabilidad de violar la cuarentena y aquellas que tienen hábitos más prosociales, tienden más a respetarla.

Otra posible explicación de que cueste quedarse en casa y respetar la cuarentena, es el sesgo de optimismo (el cual induce a pensar que las cosas malas son menos probables que nos afecten a nosotros, en comparación a otros),

Así mismo, pasa con el miedo a quedarse sin suministros (comida, implementos de aseo y de la salud, como mascarillas).

La conducta de los otros también puede influir en nuestra obediencia a la cuarentena (si veo que los demás no la respetan, puede hacerse la pregunta: “si veo que los demás no la respetan, ¿por qué tendría que hacerlo yo?”).

Otro factor importante es el grado de confianza y respeto hacia nuestros gobernantes (en la medida en la que haya una menor identificación con los lideres políticos, el respeto por las normas y restricciones será también menor).

Finalmente, no se debe olvidar otro aspecto crucial en este aspecto es que los factores culturales impactan la obediencia a la cuarentena y al hecho de quedarse en casa (si se trata de una cultura muy individualista y anárquica, será más difícil que se respete la cuarentena y que una sociedad se quede en la casa).

Categorías: Coronavirus

Ana Ospina

Psicologa clínica y forense

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