Ansiedad
La ansiedad es un estado emocional que se produce anticipadamente ante un daño o desgracia. Se trata de una reacción natural, frente a situaciones de peligro, de estrés o de incertidumbre. Es importante saber que no todo tipo de ansiedad es negativa, a pesar de que muchos piensan que así es. En este sentido, se puede decir que hay dos tipos de ansiedad: una adaptativa y una patológica.
La ansiedad adaptativa es una ansiedad “normal”, es decir, es la reacción que se espera ante un estímulo que representa un peligro, que genera estrés y/o incertidumbre (como se dijo en un principio), por lo que se genera por una causa justificada (la amenaza de daño es real). Es un mecanismo de defensa, producto de la evolución, ya que su papel es el de proteger y garantizar nuestra integridad física y emocional, así como nuestra supervivencia. Cuando hay una amenaza real, el cuerpo y la mente deben preparase para enfrentarla o para huir, ya que de no ser así, aparecería un gran sentimiento de indefensión al enfrentar el peligro. Entonces este tipo de ansiedad tiene un propósito positivo.
En cambio, en la ansiedad patológica hay un malestar emocional frente a una amenazada o daño futuro que es posible, más no probable (puede ocurrir, pero esa posibilidad es muy baja), es decir, esta amenaza o daño no es real y se convierte en un estado permanente, lo que significa que constantemente se espera que nos ocurra algo malo. La ansiedad patológica se presenta cuando la persona se siente desbordada o incapaz de enfrentar una amenaza y, al mismo tiempo, percibe como amenazantes situaciones que realmente no lo son. Cuando esto sucede de manera persistente, se entra en un estado de angustia, donde no se puede determinar a qué se le tiene miedo. Simplemente se siente temor por “algo” que puede ocurrir.
Los estados de ansiedad generan muchos cambios fisiológicos en el cuerpo. Entre esos cambios esta el excesivo trabajo de diferentes órganos como corazón, pulmones, riñones, entre otros que se necesita que trabajen a gran intensidad y que estén disponibles para enfrentar o huir de un peligro o amenaza. De este modo, si la ansiedad se experimenta con mucha frecuencia, lo usual es que también termine alterando el trabajo normal del cuerpo y nos lleve a enfermar.
Características de la ansiedad patológica
Quien padece de ansiedad patológica (es decir, de un trastorno de ansiedad), tiene un problema serio. No basta con darle una palmadita en el hombro y decirle que todo va a estar bien, ya que salir de ese estado requiere mucho más que de la buena voluntad de los demás.
Lo primero que se necesita, es saber si lo que uno tiene se puede catalogar como ansiedad patológica y para esto, se debe examinar si esa tensión que se experimenta, cumple con las siguientes características:
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Frecuencia e intensidad: en la ansiedad patológica hay episodios frecuentes de ansiedad, que casi siempre son prolongados y se experimentan con alta intensidad. En la ansiedad adaptativa, en cambio, los episodios son poco frecuentes, pasan rápido y no son tan intensos.
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Respuesta: en la ansiedad patológica hay respuestas desproporcionadas frente al estímulo, real o ficticio, que provoca ese estado. Un ejemplo de esto, es cuando se tiene miedo de que los ladrones entren en la casa y se pasa la noche en vela vigilando que esto no ocurra.
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Experiencia del sufrimiento: cuando la ansiedad es patológica, esta se experimenta como un hondo sufrimiento que no cesa. En la ansiedad adaptativa el sufrimiento es pasajero y no deja huellas.
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Funcionalidad: la ansiedad patológica afecta el normal desarrollo de la vida cotidiana. Impide actuar o lleva a actuar, de tal forma que la rutina resulta alterada o limitada, en función de un miedo confuso.
La ansiedad patológica es una condición en la que la persona requiere de ayuda externa para poder salir adelante y lo más recomendable ver a un profesional de salud como un psicólogo o psiquiatra, para hacer una psicoterapia o un psicoanálisis y resolver este problema.
Razones por las que la ansiedad se vuelve patológica
En algunos casos, detrás de ese tipo de ansiedad lo que hay es un trauma sin resolver (a veces la relación entre el trauma y la ansiedad es directa, aunque otros veces no). Si alguien, por ejemplo, sufre un accidente de automóvil, es probable que este deje huellas. Lo usual es que la víctima del accidente sienta ansiedad cada vez que tenga que movilizarse en un coche o, incluso, al caminar por una avenida. En este caso, la relación entre el trauma y la ansiedad es directa (aunque desproporcionada si consideramos la probabilidad real de amenaza).
En cambio en otros casos, el trauma que da origen a la ansiedad patológica puede estar encubierto o inhibido en el inconsciente. La causa puede ser un rechazo o maltrato a edad temprana. Incluso un pensamiento o deseo que se experimentado podría dar lugar a un fuerte choque en el individuo.
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)
El TAG se puede definir como una ansiedad difusa y crónica, cuyo principal síntoma es una preocupación excesiva que no se puede controlar. Se trata de uno de los trastornos que hacen parte de los trastornos de ansiedad. Existen varios tipos de trastornos de ansiedad, en los que se encuentran: el trastorno de pánico, la agorafobia, la fobia social, la fobia especifica, la hipocondría, el estrés postraumático y el trastorno obsesivo compulsivo. En todos estos trastornos se destacan una serie de síntomas fisiológicos característicos de la ansiedad. Estos síntomas fisiológicos en el TAG, causan malestar clínico significativo llegando a resultar en ocasiones, incapacitante y aparece ante diéntenles situaciones (a diferencia de los otros trastornos de ansiedad, cuya manifestación se produce por estímulos o situaciones específicas).
Las personas que sufren este trastorno se caracterizan por los pensamientos negativos y catastróficos, donde siempre esperan que las cosas salgan mal y no pueden dejar de preocuparse. Esta preocupación o miedo es irracional, irreal y desproporcionado, tanto así que la vida diaria se convierte en una preocupación constante. De esta forma, la ansiedad domina la vida del individuo, afectándolo negativamente, al igual que afecta el funcionamiento normal en las distintas áreas de su vida (personal, familiar, social, laboral/educativa, etc.).
Se diagnostica el trastorno de ansiedad generalizada, cuando varios síntomas ansiosos provocan angustia o algún grado de deterioro funcional en la vida del individuo que lo sufre.
¿En qué se diferencia el TAG de los otros trastornos de ansiedad?
Los trastornos de ansiedad (incluido el TAG), tienen en común que los síntomas de ansiedad dificultan el funcionamiento en distintas áreas de la vida de la persona que lo sufre. Pero entre los trastornos de ansiedad existen diferencias y saber cómo distinguir esas diferencias es importante, porque si hay otra categoría diagnóstica que explica lo que sucede mejor que la del trastorno de ansiedad generalizada, el experto en salud mental descartará el TAG.
Algunas claves para diferenciar los trastornos de ansiedad entre si (teniendo en cuenta que el diagnóstico solo puede ser realizado por psicólogos o psiquiatras debidamente titulados y entrenados para ello), son:
En la ansiedad generalizada, la preocupación y las reacciones de ansiedad no se limitan a lo que es propio de otros trastornos: por ejemplo, la posibilidad de sufrir un ataque de pánico y quedarse sin aire o sufrir de “un infarto” (trastorno de pánico), sentirse humillado en público (fobia social), sufrir contaminación (trastorno obsesivo-compulsivo) o tener una enfermedad grave (hipocondría).
A diferencia de los anteriores, la característica principal del trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es tener una preocupación y ansiedad excesivas e irracionales, persistentes (al menos la mitad de los días durante al menos 6 meses) y difíciles de controlar sobre un número de acontecimientos o actividades tales como el trabajo, la escuela, los amigos y la familia.
Además, según el DSM-V (Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales), para diagnosticar el TAG, el trastorno no debe ser causado por los efectos fisiológicos directos de una sustancia (droga, fármaco) o enfermedad medica (por ejemplo, hipertiroidismo) ni ocurrir exclusivamente durante un trastorno afectivo (manía-depresión), un trastorno de estrés postraumático (ansiedad que se experimenta después de un evento sumamente traumático como una violación), un trastorno psicótico (perdida de la realidad donde se presentan alucinaciones e ideas delirantes) o un trastorno generalizado del desarrollo (como el autismo o el síndrome de Asperger).
Causas del TAG:
El TAG no es diferente al resto de trastornos psicológicos en lo que respecta al origen multicausal que le da inicio, es decir, no es un trastorno de una sola causa, sino que son muchas. Las principales son las siguientes:
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Predisposiciones genéticas a experimentar estrés.
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Haber experimentado vivencias traumáticas.
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Factores de personalidad: timidez y temor a la imagen que se da.
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Factores de género: las mujeres presentan TAG con mayor frecuencia.
Síntomas de la ansiedad generalizada
De acuerdo al DSM-V, la ansiedad y preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (en el caso de los niños, solo se requiere uno de los ítems):
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Inquietud o sentirse agitado.
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Fatigarse fácilmente.
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Dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco.
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Irritabilidad.
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Tensión muscular.
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Trastornos del sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño, despertar temprano, dormir poco o inquieto).
Además la ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan malestar clínicamente significativo o un deterioro en las áreas sociales, ocupacionales u otras importantes del funcionamiento.
A diferencia del DSM-V, según los Criterios Diagnósticos de Organización Mundial de la Salud u OMS (de la CIE-10), no es necesario que las preocupaciones sean excesivas y difíciles de controlar. La CIE-10 especifica la presencia de 4 de los 22 síntomas para el diagnóstico de esta patología y es necesario que al menos uno de los síntomas sea autónomo:
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Síntomas autónomos: palpitaciones o taquicardia, sudoración, temblor o sacudidas, sequedad de boca (no debida a medicación o deshidratación).
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Relacionados con pecho y abdomen: dificultad para respirar, sensación de ahogo, dolor o malestar en el pecho, náuseas o malestar abdominal.
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Relacionados con el estado mental: sensación de mareo, inestabilidad o desvanecimiento; desrealización o despersonalización; miedo a perder el control, a volverse loco o a perder la conciencia; miedo a morir
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Síntomas generales: sofocos o escalofríos; aturdimiento o sensaciones de hormigueo; tensión, dolores o molestias musculares; inquietud o incapacidad para relajarse; sentimiento de estar al límite o bajo presión, o de tensión mental; sensación de nudo en la garganta o dificultad para tragar.
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Otros síntomas no específicos: respuesta exagerada a pequeñas sorpresas o sobresaltos; dificultad para concentrarse o “mente en blanco” debido a la preocupación o la ansiedad; irritabilidad persistente; dificultad para conciliar el sueño debido a las preocupaciones.
A pesar de las diferencias entre el DSM y la CIE, el grado de concordancia entre ambos es bastante alto: un estudio de Andrews, Slade y Peters (1999) concluyó que en el 77% de los sujetos diagnosticados por uno de estos sistemas tuvo un diagnóstico positivo en el otro también. En cualquier caso, los síntomas del trastorno de ansiedad generalizada deben estar presentes de manera casi constante durante un periodo de 6 meses seguidos, al menos.
Ejemplos de TAG
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Un médico preocupado continuamente por si no diagnostica correctamente a los pacientes. Cada vez que le llaman por teléfono piensa que es un superior para decirle que trabaja mal y está continuamente preocupado por si su nuevo paciente será uno anterior que ha recaído.
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Una mujer que está siempre preocupada por si su pareja le va a dejar, le van despedir en el trabajo y de si alguien de su familia va a enfermar gravemente.
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Un padre que está siempre preocupado por si su hijo de 4 meses va a ahogarse mientras come, de si no le escuchará llorar por la noche si necesita ayuda y de si podría enfermar gravemente y morir.
Tratamiento
Al igual que el resto de trastornos de ansiedad, el TAG puede ser tratado de manera eficaz con psicoterapia y la medicación.
La terapia cognitivo-conductual (TCC), permite a los pacientes adquirir herramientas para manejar y controlar la ansiedad y la preocupación. Además, tratamientos alternativos como las técnicas de relajación, la meditación o el yoga pueden ser beneficiosos en combinación con la TCC.
El uso de autoinstrucciones y la técnica de la desensibilización sistemática son habituales, junto con sesiones de Mindfulness, cuyo objetivo es ayuda a la persona a orientar su foco atenciones hacia el presente.
Referencias
García-Allen, J. Trastorno de Ansiedad Generalizada: síntomas, causas y tratamiento. Consultado el 16 de mayo de 2020 de la página https://psicologiaymente.com/clinica/trastorno-ansiedad-generalizada
Sánchez, E. (2018).¿Conoces la diferencia entre ansiedad patológica y ansiedad adaptativa?. Consultado el 16 de mayo de 2020 de la página https://lamenteesmaravillosa.com/la-diferencia-ansiedad-patologica-ansiedad-adaptativa/
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