Uno de los peores miedos del ser humano es a la soledad, es ser rechazado y lo cierto es que tiene sentido: sentirse rechazados por nuestros seres queridos, amigos o incluso gente desconocida es nuestro peor castigo. Somos seres sociales y necesitamos de interacción para subsistir.

El miedo al rechazo social es la creencia irracional de que los demás no nos aceptarán tal y como somos, pensamos, sentimos o actuamos. Esta creencia genera un miedo irracional a no ser aceptado, es decir, provoca el miedo a ser rechazado por los demás. Esta es la necesidad de recibir la aprobación social por parte de los demás (son persona a las que les gusta y necesitan encajar entre los demás).

Casi siempre el miedo al rechazo surge, cuando la persona percibe que podría perder la aprobación de alguien significativo. Cuando pensamos que alguien importante para nosotros no validará nuestros comportamientos, sentimientos o ideas, tememos perder su reconocimiento y que la relación se dañe irreversiblemente.

Cuando la necesidad de aceptación social se sobredimensiona, se experimenta un profundo miedo al rechazo social que en algunos casos puede llegar a transformarse en una fobia (la conocida como fobia social, estimada entre el 3 y el 13% de la población mundial).

Este temor nace de nuestro miedo al rechazo, a no ser aceptados socialmente. Procuramos evitar las experiencias dolorosas, de manera que nos escondemos en lugar de correr riesgos. Llegamos Incluso a reprimir nuestros verdaderos sentimientos y abandonamos a los demás, antes de permitir que tengan la oportunidad de rechazarnos.

Todos necesitamos ser aceptados ya que a través de las relaciones interpersonales construimos nuestra identidad. Ese proceso de dar y recibir afecto es saludable y refuerza nuestra autoestima. Por eso, el rechazo social se vive de manera particularmente intensa y provoca fuertes reacciones emocionales que pueden ir desde la ira hasta la desesperanza.

Por este miedo, no nos damos cuenta de la cantidad de personas a nuestro alrededor que nos acepta tal como somos, sino que solo vemos a aquellos que no lo hacen.

Las personas con miedo al rechazo social dependen de la aprobación de los demás y muchas veces se autocensuran para caer bien, lo que inhibe la creatividad, la productividad y la imaginación. Están atrapados en la necesidad de aceptación de otros y hace que pierdan su propia identidad en el proceso. Lo más probable es que imitan la manera en que otros actúan, visten, piensan, opinan y funcionan, perdiendo así su identidad.

Buscar la aprobación constante de los demás puede ser contraproducente. Si eres de los que busca ser aprobado, sonríes y le dices sí a todos, únicamente para agradar, acabarás por dejar de ser tú mismo y dependerás de otros para ser feliz o realizarte como persona.

Este miedo modifica el comportamiento de quien lo padece y lo lleva a tener gran precaución en su comportamiento e interacciones con otras personas. Genera un estado mental que hace que se sea incapaz de decir o hacer cosas por miedo a la desaprobación de los demás. El miedo al rechazo es la imposibilidad se aceptarse, de valorarse, de sentirse seguro de sí mismo.

El miedo al rechazo es un temor que cualquiera puede experimentar; todos tenemos miedo al rechazo y a todos nos ha afectado de algún modo a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, cuando ese miedo es intenso, tanto que supone un lastre en tu vida, es el momento en que debes empezar a enfrentarlo, siendo el momento en el que ya no debes dejar de hacer cosas, por el miedo al qué dirán o qué pensarán de ti.

El miedo al rechazo social se presenta cuando te sientes evaluado o juzgado por los demás. Puede surgir en diferentes situaciones, por ejemplo, al declarar nuestro amor a la persona amada, al intentar vender un producto a alguien o simplemente al pedir un favor al desconocido.

Este miedo provoca dos tipos de respuesta:

  • Que la persona sacrifique sus necesidades y deseos con tal de ser aceptada
  • Que evite exponerse a situaciones en las que sienta que le pueden evaluar

Este miedo al rechazo, se relaciona con la necesidad de aprobación, la cual es la tendencia de querer la aceptación de los demás para sentirse bien psicológicamente, tomar decisiones y en general ser feliz (alguien que se pregunta constantemente si gustará a los demás o si sus decisiones agradaran a los demás, tendría un alto grado de este rasgo personal).

A su vez, la necesidad patológica de aprobación se relaciona con la dependencia emocional. Somos seres sociales y  nos construimos a nosotros mismos a partir de las relaciones con los demás, por tanto, es lógico que las valoraciones de los demás incidan sobre la percepción que tenemos de nosotros mismos.

Cuando buscamos la aprobación de todo el mundo ocurren varias cosas, a saber:

  • Puede que no siempre seamos sinceros (por lo tanto, estamos siendo deshonestos/as)
  • Nos podemos comportar de forma pasivo-agresiva
  • Nos sentiremos mal con nosotros mismos
  • Nuestros problemas no se resuelven porque evitemos las discusiones
  • Haremos cosas que no queremos por no saber decir «no»
  • Pueden abusar de nosotros y no defendemos nuestros derechos
  • Estaremos poniéndonos obstáculos a nosotros mismos
  • Anteponemos las necesidades de los demás a las de nosotros

En el momento en el que nos convertimos en una persona dependiente de la opinión de los demás, es como si estuviésemos entregando las riendas de nuestra vida a los demás. Esto implica que cuando alguien nos aprueba nos sentimos eufóricos, pero cuando nos desaprueba nuestra vida se viene abajo, caemos por el precipicio porque hemos puesto en las manos de los otros nuestra valía emocional.

La necesidad de aprobación es algo que se va construyendo día tras día, no es algo que se implanta de la noche a la mañana.

Síntomas del miedo a ser rechazado

  • No manifestar la opinión o intereses, especialmente si estos difieren de la de los demás.
  • Mostrar mucha ansiedad ante la opinión ajena.
  • Carecer de habilidades para abandonar situaciones poco placenteras.
  • Sentir incomodidad ante una situación pero no reconocerlo (pasivo-agresivo), de tal manera que esa insatisfacción, rabia o frustración se mostrará en privado, pero nunca ante los otros.
  • Son personas que ofrecen la cara que consideran que cada uno quiere ver, por ello nunca son auténticos.
  • Tener dificultades para poder llegar a expresar quiénes son y comprender y entender las propias necesidades, lo que les agrada y lo que no les gusta.
  • Dificultad para mostrarse tal y como son, lo que provoca que muestren comportamientos poco naturales o sencillamente aparentar estar ausentes, con dificultad para aportar algo a la situación vivida.
  • Generar muchos pensamientos obsesivos sobre cómo deben actuar o comportarse ante los demás, de tal manera que pueden estar cavilando sobre ello mucho tiempo.
  • Estar siempre pendientes de la aprobación o el reconocimiento de los demás para lograr sentirse bien consigo mismos.
  • Permitir que los otros tengan un mayor poder sobre las decisiones, incluso cuando solo incumben a su persona, preguntando y averiguando de esta manera como lo harían para finalmente “copiar” sus actuaciones.

Señales de que dependemos de la necesidad de aprobación:

  • No ser asertivos, es decir, ser pasivos
  • Cambiar de opinión para gustar a los demás y pasar desapercibidos
  • Sentirnos mal cuando alguien nos dice que algo está mal
  • Mostrarnos demasiado amables cuando estamos en desacuerdo con las opiniones de los demás
  • No decir no
  • Cambiar de opinión para ser amable e intentar gustarle a los demás
  • Sentirnos tristes o angustiados cuando los demás no aprueban nuestras ideas o comportamientos

Causas del temor al rechazo social y de la necesidad de aprobación

Su origen se puede explicar de dos formas:

  • Innata o evolutiva:esta explicación afirma que los seres humanos hemos desarrollado una necesidad interior de ser aceptados y de encajar en un grupo, porque en el pasado el ser rechazados (de la familia o tribu) podía suponer la muerte (ir a buscar alimento, solo por la jungla, era bastante peligroso).
  • Adquirida o aprendida:es una explicación de tipo psicológica que es mucho más compleja y se basa en todas aquellas experiencias que han dejado huella en tu carácter y personalidad a lo largo de tu vida (por ejemplo, el haber sido rechazado/a cruelmente por la primera persona a la que le pediste salir). Es por este motivo que la reacción de pánico al rechazo se puede entender como un condicionamiento negativo (con tal de evitar un estimulo negativo como una mala cara, una negativa o desprecio, evitamos repetir situaciones en las que hemos sido rechazados en el pasado).

El temor al rechazo también se fundamenta en nuestro autoconcepto (cómo nos vemos a nosotros mismos) y nuestra autoestima (como nos sentimos con nosotros mismos). A todos nos gusta sentirnos bien con nosotros mismos; si nos rechazan, la realidad choca con nuestro autoconcepto (“¿cómo puedo sentirme bien conmigo mismo/a si no le gusto a la gente?”; eso genera disonancia cognitiva, es decir, un conflicto mental y afecta el autoestima, mina el orgullo y piensas que no eres tan bueno/a como crees que eres; para evitar ese conflicto, no te expones socialmente).

En muchos casos este miedo sienta sus raíces en la infancia, sobre todo en las experiencias traumáticas que hayan implicado un rechazo. Algunas de las causas psicológicas más comunes son las siguientes:

  • Es probable que de niño, la persona no haya recibido la aprobación suficiente por parte de sus padres, quienes quizás eran demasiado exigentes o no mostraban con facilidad sus sentimientos, haciendo que el pequeño se sintiese inseguro.
  • Muchos padres tienden a sobreproteger a los niños, sobre todo si tienen tendencia a la timidez, lo cual retroalimenta el miedo a las relaciones sociales y no ofrece la oportunidad de poner en práctica las habilidades sociales en la interacción con los demás. En este sentido, puede suceder que el niño reciba el mensaje, explícita o implícitamente, de que la seguridad se encuentra en la familia y lo que está fuera es peligroso.
  • En otros casos el problema puede haber surgido a raíz de haber sufrido acoso escolar, ya sea debido a las burlas de sus compañeros de colegio o porque estos le excluían del grupo.

A no ser que tengamos el autoestima a prueba de bombas, es probable que le demos mucha importancia a la opinión de los demás sobre nosotros mismos. Pero si la consideración que tenemos de nosotros mismos depende esencialmente de la aceptación del resto de la gente, tenemos trabajo por hacer, porque nunca le agradaremos a todo el mundo. Debemos entender que al final, a la única persona a la que le debemos gustar y agradar es a nosotros mismos.

Por otra parte, una madre que le dice constantemente a su hijo que no sirve para nada, que es un incapaz y que no logrará nada en la vida probablemente dará lugar a un adulto con una baja autoestima y una percepción distorsionada de sí mismo, un adulto que quizás necesitará la aprobación de los demás para validar su yo.

Nuestra autoimagen se forma a partir de las retroalimentaciones que recibimos de los demás, por eso es normal que en ciertas circunstancias necesitemos un poco de aprobación social, esta nos hace sentir más seguros, nos reafirma que estamos yendo en la dirección justa. A todos nos encanta que nos aplaudan y que nos prodiguen palabras de halago, nos hace sentir bien. Sin embargo, cuando supeditamos nuestras decisiones y comportamientos a la opinión de los demás, entonces tenemos un problema.

Tiene mucha más importancia la segunda forma, que la primera, ya que en cualquier caso, es la única sobre la que se tiene un margen de maniobra (posibilidad de ser modificada).

El rechazo también tiene consecuencias físicas

El rechazo duele. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Michigan, cuando sufrimos un rechazo social, liberamos las mismas sustancias que se liberan cuando recibimos un golpe. El sistema analgésico se activa durante un rechazo, como si reaccionara a una agresión física.

Es posible, de acuerdo al estudio, concluir que las personas que son más sensibles a los rechazos, podrían tener algún problema en la producción de dichas sustancias analgésicas, por lo que les costaría más recuperarse de una experiencia social negativa.

A partir de dicho estudio, se demuestran dos cosas:

  • Es normal que el rechazo nos afecte. Lo que no es natural es lo contrario, porque nuestro cuerpo esta preparado para responder a él.
  • Hay personas que genéticamente podrían ser más sensibles al rechazo. Por mucho apoyo emocional que reciban, es posible que nunca sean capaces de eliminarlo del todo.

La experiencia de rechazo también puede llegar a provocar emociones tan intensas que nuestro cuerpo las registra como si fuera un dolor físico. El simple hecho de imaginar que podemos ser rechazados puede generar desde dificultades para respirar hasta una sensación de dolor punzante y un aumento de la presión arterial.

Cuando esta situación se mantiene durante un largo periodo de tiempo, la persona puede comenzar a desarrollar trastornos psicosomáticos.

Otras consecuencias del miedo al rechazo

A largo plazo, la experiencia de rechazo provoca daños en la imagen de sí mismo, en la autoconfianza y puede generar depresión, una sensación de derrota y una profunda inseguridad emocional.

La persona que tiene miedo al rechazo puede llegar a comportarse de forma sumisa o poco asertiva o, por el contrario, tener explosiones de ira, como consecuencia de “haberse tragado” lo que pensaba y no haber puesto límites a los demás en su momento.

De hecho, la investigación ha demostrado que percibir que podríamos ser rechazados nos hace comportarnos de manera más agresiva y egoísta, lo cual sería una especie de mecanismo de defensa que nos ayuda a prevenir futuros rechazos, pero que en realidad nos aleja de los demás.

Entre las principales consecuencias que trae consigo el experimentar este miedo exagerado e irracional al rechazo se encuentran las siguientes:

  • Perder la oportunidad de establecer relaciones estable: las personas con miedo al rechazo, pierden muchas oportunidades de conocer más personas y establecer con ellas lazos más estrechos de amistad y/o amor. Dejan de experimentar el compartir grandes momentos con personas que pueden llegar a ser muy importantes para ellas, de tener a su lado personas que pueden apoyarlas en todo momento cuando se encuentren en situaciones difíciles, momentos de disfrute e incluso de llegar a formar una familia. Todas estas experiencias vitales enriquecen y fortalecen la autoestima de cada uno de nosotros, por lo que si dejamos de tenerlas estaremos viviendo una vida con poco sentido.
  • Problemas de ansiedad: estar todo el tiempo pendiente de las reacciones de los demás, el sentirse juzgado(a) por otros y no valorados, puede provocarnos el comenzar a tener problemas de ansiedad. Una persona ansiosa no vive tranquila, se la pasa angustiada por lo que pueda o no pasar, pensando todo el tiempo en la situaciones en las que tiene conflictos, incluso pueden llegar a tener síntomas físicos molestos relacionados con el exceso de tensión que sienten.
  • Depresión: es frecuente que una persona con miedo al rechazo excesivo desarrolle en algún momento un trastorno depresivo. No es fácil para nadie sentirse rechazado e ignorado, pero las personas que viven con ese miedo todo el tiempo, llegan a distorsionar tanto la realidad que no logran identificar aún cuando están siendo bien aceptados. La depresión por si sola provoca también que la persona que la padece, genere todo el tiempo pensamientos negativos acerca de ella misma y de su relación con los demás. Esto provoca que la persona se encuentre enredada en un círculo vicioso sumamente negativo y pueda llegar a ser muy destructivo para ella y su bienestar emocional.
  • No lograr los objetivos vitales: el miedo al rechazo resulta totalmente limitante, ya que no sólo nos impide relacionarnos con los demás, sino también lograr nuestras metas y objetivos personales ya que por el mismo miedo, dejamos de atrevernos a hacer cosas que son necesarias para alcanzarlos. Por ejemplo, una persona que tiene como objetivo tener una familia, si siente que todos lo rechazan, va a ser difícil que pueda llegar a tener una pareja estable o una persona cuyo objetivo es querer subir de puesto en su empresa, si siente todo el tiempo este tipo de miedo, seguramente no se atreverá a exponerse ante sus superiores para ser evaluado y que pueda ser ascendido.

¿Este miedo es útil?

Tener miedo al rechazo no es malo en sí mismo. Los miedos tienen una función. Son un instinto humano diseñado para mantenerte despierto y a salvo. Sin embargo, demasiado miedo puede paralízanos o impedir que consigamos aquello para lo que el miedo nos esta preparando.

A veces tenemos demasiado miedo, porque confundimos los temores reales con los imaginarios e interpretamos creaciones mentales como amenazas físicas. Entonces respondemos como si fueran riesgos vitales poniendo en marcha mecanismos de supervivencia. En estos casos, la mente confunde los miedos ficticios con los miedos reales y fundamentados.

El cuerpo usa el miedo para darnos la energía necesaria para prevenir los fracasos, por ejemplo cuando conseguimos un nuevo trabajo, una cita, el nacimiento de un hijo o la creación de nuestra primera empresa (por eso estos eventos se acompañan de miedo, ante la posibilidad de fracasar). Con el miedo, nuestro cuerpo nos da el combustible para que pasemos a la acción, huyamos o nos paralicemos (la decisión es nuestra). La realidad es que no podemos decidir si tenemos miedo o no, pero si podemos decidir cómo usamos la energía que nos proporciona ese miedo: si para quedarnos paralizados, huir o superar esa situación.

El miedo al fracaso y al rechazo, es lo que da a la gente la motivación necesaria para prevenirlos. Hay que usarlos sabiamente.

El lado negativo de la aceptación social

La gente que sufre intensamente de miedo al rechazo, necesita constantemente de aceptación y validación social, pero de forma inconsciente, buscan señales que les demuestren que no les gustan a los demás. En su cabeza no dejan de preguntarse qué estará pensando la gente de ellos.

Esa búsqueda constante de aceptación es un error y se convierte en un circulo vicioso. La aceptación solo puede venir de nuestro interior, no de los demás, porque cualquier palabra, mirada o gesto de alguien, siempre podrá ser malinterpretado como un rechazo, cuando realmente no lo es. Nunca podremos estas del todo seguros.

Un excesivo temor al rechazo puede crear un patrón de comportamiento peligroso en nuestra visa. Puede conseguir que sintamos que no somos lo suficientemente buenos, que somos un fracaso. En nuestras relaciones sentimentales nos podemos volver obsesivos, compulsivos y celosos, destruyendo relaciones que tan sólo acaban de empezar, poniéndonos a la defensiva desde el principio.

No todo depende de ti

Las personas tienen estados de animo y motivaciones que implican que en la mayoría de ocasiones, el resultado no va a depender de ti: que te rechacen o no, en la mayoría de las veces no dependerá de ti, sino de las circunstancias de la otra persona a la que le quieres agradar. La gente no toma las decisiones exclusivamente por ti, obviado todas las demás circunstancias de su vida. Eres tu quien lo vuelve en algo personal.

Las personas con gran temor al rechazo sólo buscan señales que les confirmen sus miedos. Creen que el motivo depende solo de los y se culpabilizan de todos los errores.

¿Por qué nos rechaza la gente no nos conoce?

Cuando alguien a quien no conocemos, nos rechaza, a quien rechaza realmente no es a nosotros; quizás esté rechazando la situación en la que se lo hemos dicho o la idea que tiene esa persona de lo que significa que le digamos eso. El problema es que creemos que nos rechazan no sólo por lo que estamos haciendo en ese momento, sino sobre todo lo que somos.

¿Qué ocurre cuando nos rechaza un conocido?

En el caso del rechazo en las relaciones ya establecidas como las sentimentales, lo que debemos entender es que el rechazo es una medicina necesaria: nos ayuda a descartar relaciones y oportunidades que no iban a funcionar para que podamos encontrar otras que sí que lo harán. No significa que no seamos lo suficientemente buenos, sino que alguien no se ha dado cuenta de lo que podemos ofrecer. Es tiempo de que aprender cómo dar lo que podemos ofrecer o qué hacer para que la demás personas sean conscientes de que lo estamos dando.

¿Cómo superar el miedo al rechazo?

El error más grande que se puede cometer cuando se intenta superar sus miedos paralizantes, es evitar las situaciones que precisamente se los provocan. De esta forma no se soluciona el problema sino que se agrava porque el temor crece a medida que ese persona los intenta evitar (como pasa con todos los miedos irracionales).

Un ejemplo de esto es el caso de alguien que teme a la oscuridad, donde se incrementa su pánico mientras evite enfrentarse a ella. Pero a medida que se expone a sus miedos, descubrirá que en realidad se basaban en falsas creencias y empezarán a disminuir.

Para superar el miedo al rechazo, el primer paso es darse cuenta de que sufrimos de ese temor. Es importante reconocer que ese miedo al rechazo está ahí, existe. Ése es el primer paso para empezar a tomar medidas de cara a poder hacerle frente y superarlo. Sólo al ser conscientes de que tenemos ese problema seremos capaces de comenzar a resolverlo.

Buscar seguridad en otras personas suele ser un callejón sin salida. Lo que realmente se necesita encontrar es la seguridad dentro de nosotros mismos y no en los demás. Porque si no, cualquier mirada, palabra o acción de otras personas puede ser deformada e interpretada erróneamente como algo muy próximo al rechazo, cuando a lo mejor no lo es.

Debemos tener presente que si damos demasiado poder a la opinión de los demás, nos convertiremos en sus prisioneros. Así que nunca dejemos que la opinión de alguien altere nuestra realidad. Nunca sacrifiquemos quienes somos o quienes queremos ser, porque alguien pueda tener un problema con eso. Querámonos como somos por fuera y por dentro y sigamos luchando. Nadie puede hacernos sentir mal a no ser que nosotros mismos le demos ese poder.

Ser único tiene un valor incalculable. En este mundo en que todo el mundo se parece a todo el mundo, lo que más termina deseando la gente es ser diferente. Busca y encuentra el coraje para seguir siendo tú mismo y cuando se rían de ti por ser distinto, ríete de ellos por ser iguales. No cambies para gustar a la gente o te encontrarás gente a la que sólo gustarás por lo que finges ser. Sé tu mismo porque cuando gustes a alguien, le gustarás por ser quien eres realmente.

Una vez hemos entendido que es normal tener miedo al rechazo y que es normal que nos rechacen, vamos a ver cómo hacer desaparecer el miedo:

  1. Tener presente que el miedo nunca desaparece:  Los miedos no desaparecen por arte de magia. El error que comente la gente cuando ve una persona que en apariencia no teme al rechazo es creer que no tiene miedo, cuando la realidad es que lo tiene igualmente pero actúa a pesar de ello. Jamás esperes que el miedo desaparezca para actuar porque no lo hará; lo que si puede pasar es que a medida que nos enfrentemos a situaciones sociales, irá disminuyendo poco a poco. Es actuando cómo el miedo desaparece.
  2. Desaprender lo aprendido: si la mala noticia es que no podemos evitar tener miedo a ser rechazados, la buena es que sí que podemos cambiar cómo reaccionamos frente ese miedo. Nuestro comportamiento frente al miedo es algo que hemos aprendido a base de hacer lo mismo durante muchos años de nuestra vida. Si nuestra reacción nos paraliza y nos impide conocer gente, entonces es hora de que aprendamos a reaccionar de otra manera. Debes desarrollar nuevos hábitos más constructivos en lo que respecta a lo que pensamos de la gente y de nosotros mismos. A medida que vayamos incorporando dichos hábitos, nuestra reacción negativa al miedo irá desapareciendo. Las personas más seguras de sí mismas se dan cuenta de que el rechazo simplemente forma parte de la vida y que todos debemos tomar riesgos en algún momento y salir de nuestra zona de confort, pero sobretodo, no se toman el rechazo de forma personal y lo ven más bien como un error de los demás en darse cuenta de cómo son realmente. Ésa es la forma de reaccionar frente el rechazo que han aprendido.
  3. Exponerse progresivamente: si tememos el rechazo social lo más normal es que estemos intentando evitar ese tipo de situaciones. Sin embargo, para superar el miedo, es crucial que hacer lo contrario y que nos expongamos. Para que esto funcione debe ser progresivo. Hay que empezar con situaciones que provoquen poca ansiedad y a medida que nos acostumbremos, ir subiendo el nivel.
  4. Ser conscientes de lo que pensamos: además de exponernos gradualmente, es importante que detectemos cuándo empiezan a aparecer los pensamientos que nos provocan el miedo al rechazo. Racionalicemos las consecuencias que nos estás imaginando. ¿Qué riesgo real hay en ponernos a hablar con un grupo de gente? Recordemos que no debes confundir los miedos imaginarios con los miedos reales.
  5. Evitar la profecía autocumplida: una profecía autocumplida es una creencia errónea sobre una situación, que hace que la persona que la tiene actúe de forma que se termine cumpliendo. Si crees que un grupo de personas nos va a rechazar, probablemente nos pongamos nervioso y a la defensiva. Este comportamiento es el que precisamente causará que nos rechacen, por lo que luego justificaremos nuestra creencia “¡Sabía que no les iba a gustar!” Así que cuidado con lo que pensamos y evitemos estar buscando constantemente señales de rechazo. Empecemos a buscar signos de que somos aceptados.
  6. Utilizar afirmaciones positivas fundamentadas: cuando conocemos alguien nuevo, si esperamos gustarles (por el motivo que sea), tenderemos a gustarles más. Y viceversa. En un estudio canadiense se demostró que utilizar afirmaciones positivas fundamentadas y basadas en hechos reales como “mis amigos creen que soy una pieza importante en su vida” proporcionaba más confianza a la gente a la hora de encarar una relación social, lo que a su vez se traducía en que gustaban más.
  7. Analizar lo que ha ocurrido: si nos rechazan, ¿es normal que nos sintamos dolidos? Sin duda. No existe nadie que no sienta desazón en el momento en que le rechazan. Pero la clave está en que después, en lugar de dejar que las emociones dominen nuestro comportamiento, nos hagamos las siguientes preguntas: ¿Qué hice mal? ¿Por qué no le/s gusté? ¿De qué forma le/s habría gustado más? ¿Hubiera valido la pena que le/s hubiese intentado gustar más?
  8. Preguntar por qué: a quien nos ha rechazado (ya sea un cliente que no ha querido comprar, un amigo o la persona que nos gusta) preguntémosle amablemente si nos puede explicar el motivo del rechazo. Pero no intentemos agradarle de nuevo. Si accede a explicarnos por qué, escuchemos con mucha atención. Descubriremos que a veces el motivo por el que nos han rechazado no tiene nada que ver con nosotros.

Algunos consejos adicionales para superar el miedo al rechazo son:

  • No pretender agradar a todo el mundo: algunas personas caemos en la trampa de querer agradar a todos los demás, lo cual es imposible ,ya que siempre va a haber gente con la que congeniemos más y con la que nos entendamos en menor proporción. Estar conscientes de esto y verlo como algo normal es clave para que dejemos de preocuparnos tanto por gustarle al otro. Es importante que nos tomemos esto en serio porque de no ser así y continuar buscando la aprobación del otro, lo único que hará será deteriorar más nuestra autoestima y aumentar nuestro miedo al rechazo.
  • Ser tú mismo: una persona auténtica es aquella que se muestra tal y como es ante los demás, independientemente de si les agrada o no y actuarán conforme a sus valores personales. Cuando tenemos miedo al rechazo, tendemos a actuar de distintas maneras tratando de amoldarnos a lo que los demás quieren que seamos, lo cual irónicamente resulta contraproducente porque al final se termina por notar que no estamos siendo auténticos. No debemos de preocuparnos por lo que los demás sean o quieren que seamos, simplemente hay que ser uno mismo y las personas correctas estarán siempre a nuestro lado.
  • Dejar de hacer hipótesis acerca de lo que piensan los demás: deja de crear hipótesis acerca de lo que otros piensan de ti, ya que lo más seguro es que no estés acertando y que tu propio miedo a ser rechazado, genere que percibas una realidad distinta a la que es. El estar creando hipótesis y pensar que tanto le caes mal a otra persona, sólo va a hacer que estés sufriendo de manera innecesaria. Recuerda que es imposible adivinar lo que otros piensan y aunque no le cayeras bien a esa persona tampoco tendría eso algo de malo, al fin y al cabo a ti tampoco te cae bien todo aquel que conoces.
  • Modifica tus pensamientos: es necesario modificar aquellos pensamientos negativos que no nos permiten avanzar y que solo nos generan ansiedad y preocupación. Trata de percibir las distintas situaciones de manera más positiva y más objetivamente. Así que cada vez que tengas pensamientos negativos relacionados con tu miedo al rechazo, identifica que los estás teniendo y modifícalos de manera consciente, por otros más constructivos y que te permitan mejorar como persona.

¿Como superar la necesidad patológica de aprobación?

  • Comprender que no podemos agradar a todos: cada persona es única, tiene sus gustos y preferencias por lo que no siempre podremos encontrar suficientes puntos de convergencia, no siempre podemos caer bien y, sobre todo, no debemos ni siquiera tener esa expectativa.
  • Ser consciente que tú eres tan importante como los demás: tu opinión vale porque, a fin de cuentas, ¿quién te conoce mejor que tú? Las personas pueden emitir críticas o darte consejos, pero eres tú quien toma las decisiones.
  • Comprender que el rechazo a una idea o un comportamiento no es un rechazo a tu persona: normalmente quienes necesitan aprobación constante confunden sus comportamientos con su “yo”, es decir, el hecho de que te hayas equivocado al hacer algo no significa que seas una persona torpe o poco inteligente, significa simplemente que has cometido un error.
  • Cambia de paradigma (forma de ver tu mundo): Ahora piensas que para ser feliz y para ser aceptado tienes que agradar y ser aprobado por los demás. Crees que siendo «el típico bueno» evitarás problemas y tendrás una vida sencilla y sin amarguras. Tienes los comportamientos típicos del «niño o niña bueno/a». Sin embargo, eso solo lleva al malestar y a la infelicidad. Para cambiar esa tendencia, tendrás que ver el mundo de otra forma en la que:
    • Tu felicidad depende de ti, no de si los demás te aprueban o no
    • Es necesario cubrir tus necesidades para ser feliz
    • Para ser feliz tienes que defender tus derechos
  • Comienza a anteponer tus necesidades: anteponer tus necesidades no es ser egoísta (ser egoísta es tener todas las necesidades propias cubiertas y aún así no estar dispuesto a aportar o ayudar a los demás o no colaborar con los demás y querer siempre que los demás te aporten a ti). Es natural en el ser humano querer cubrir las necesidades personales, porque en caso contrario estas yendo en contra de tu propia supervivencia. Si no lo haces te sentirás mal, culparás a los demás o mostrarás comportamientos pasivo-agresivos.
  • Comienza a aceptarte como eres: para sentirte bien es necesario que te aceptes. Es más, para tener una buena relación con los demás te tienes que aceptar. aceptarte no quiere decir que no quieras cambiar o mejorar. Se trata de aceptarte a ti mismo, aunque estar dispuesto a mejorar lo que quieres.
  • Deja de buscar aprobación: si has cambiado tu visión del mundo, antepones tus necesidades y te aceptas, es más probable que ya no busques tanto la aprobación. Presta atención la próxima vez que te relaciones con alguien. ¿Estas buscando que esa persona te apruebe? ¿Buscas gustar a la otra persona a toda costa? Ten cuidado con los comportamientos inconscientes de búsqueda de aprobación, son muy frecuentes.
  • Establecer limites: no intentes fusionarte con los demás, ya sea tu pareja, familia o amigos.  Si estas en desacuerdo con otra persona, es normal y puedes mostrar ese desacuerdo -asertivamente- porque son diferentes. Para ser feliz es necesario que tengas tus metas y tu vida individual, de forma que si los demás no están esa parte de tu vida, siga estando ahí.

Referencias

Delgado, J. (Sin fecha). La necesidad de aprobación: de dónde nace y cómo eliminarla. Consultado el 8 de agosto de 2020 de la página https://rinconpsicologia.com/la-necesidad-de-aprobacion-de-donde/

Forner, P. (Sin fecha). Miedo al rechazo: ¿Tu peor enemigo o mejor aliado?. Consultado el 8 de agosto de 2020 de la página https://habilidadsocial.com/miedo-al-rechazo/

Glover, M. (2018). Cómo superar el miedo al rechazo. Consultado el 8 de agosto de 2020 de la página https://www.psicologia-online.com/como-superar-el-miedo-al-rechazo-3587.html

Rubín, A. (Sin fecha). ¿Qué es la necesidad de aprobación? ¿Cómo desecharla?. Consultado el 8 de agosto de 2020 de la página  https://www.lifeder.com/necesidad-de-aprobacion/#:~:text=La%20necesidad%20de%20aprobaci%C3%B3n%20es,y%20en%20general%20ser%20feliz.&text=La%20necesidad%20de%20aprobaci%C3%B3n%20es%20un%20de%20las%20tendencias%20que,resultados%20como%20a%20tu%20bienestar


Ana Ospina

Psicologa clínica y forense

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